El Espresso: Intercambio de cafe

Cuando llega Diciembre, una parte de mi espíritu navideño sufre un poco. No, no soy un grinch, soy la responsable de recoger la cuota de la cena, desayuno, brunch, fiesta, intercambio o *inserte cualquier tipo de celebración*. Aunque he sido la promotora # 1 de estos eventos por años, confieso que estoy un poco cansada.

Se escuchan a diario, y ya desde noviembre, discusiones de grupo: unas empiezan porque no se deciden la fecha, otras porque se acusó a uno de ser demasiado ocupado y otras arrancan cuando una parte del grupo quiere desayuno y otros prefieren cena para irse de largo con los tragos.

Hay quienes quieren “encachinarse” de rojo y verde, y otros que han peleado por años para que sea en pijama. Por último, aparecen los veganos pidiendo que el chocolate caliente se haga con leche vegetal, poniendo furiosos a los que defienden la receta original. Hay grupos que llegan a un consenso, otros que prefieren dejarlo para enero, pero también reuniones que nunca se dan.

Diciembre se ha convertido en un mes de locos. Una parte de mí siente que nos hemos olvidado de que lo importante es reunirnos, compartir, reencontrarnos y recapitular el año en una conversación.

La verdad es que todos queremos que esté el grupo completo, y eso es más importante que cualquier menú. Nos encanta esa excusa para dar una pizca especial a la Navidad, y no es necesario dejarla.

En esta columna “navideña”, les quiero compartir una idea: intercambiemos café.

Sí, sencillo, rápido, sin tanto preámbulo o cuota. Una noche de espressos, una tarde de macchiatos, mañana de capuccinos o cualquier momentito del día para pecar con frappuccinos. No requiere arreglarse de manera excesiva, invertir mucho o ser estrictos con el horario.

Los invito a enviar ese mensaje:

- “Yo invito el par de espressos y tú invitas algún dulce”,

- “Yo te invito un cortadito y tú un flat white”,

-“Te llevo a mi cafetería favorita y me sorprendes con el menú”,

-“Pasa por casa, pasamos café y le hacemos fiesta a las galletitas navideñas”,

-“Pide por mi y yo por ti”.

Llamen a ese amigo, armen ese grupo, reúnanse con esa persona que llegó este año y los conquistó. No dejemos afuera a los que no toman café, siempre estará nuestro fiel chocolate caliente. No puedo recomendar ninguno porque el mejor es el que hace mi mamá (con canela y clavo de olor). Y eso me recuerda a otra gran idea: una tacita de chocolate para celebrar la amistad y calentar el corazón.

Dejemos que un café sea la excusa para darle protagonismo a la tertulia de fin de año. Dejemos que nuestras tazas protagonicen las fotos, acompañadas de selfies de los tan queridos boomerangs.

Esto no significa que no tendremos las cenitas, esta es la idea que se propone a ese grupo de personas, que tanto queremos, y que aún no se pone de acuerdo sobre qué hacer por Navidad.

Anímense a juntarse a este intercambio de café.

Hoy empiezo yo con el Espresso de Navidad.

Felices fiestas y un bello 2019,

María Silvia.