Por dos recintos electorales de Manta pasó una chiva folclórica llena de turistas.

Espiritu civico pese al clima

Sumergidos. En Milagro, la anegación de varias zonas no impidió el sufragio ciudadano

Agua, lodo y elecciones. Mala combinación. Aun así, los ecuatorianos de las provincias y cantones afectados por el invierno cumplieron con su derecho al sufragio en la segunda vuelta de ayer.

En Milagro, donde varias ciudadelas permanecen todavía bajo el agua, hubo electores que se envolvieron en fundas plásticas por falta de paraguas; otros debieron sacarse la ropa, para caminar por calles convertidas en ríos.

Uno de ellos fue Pedro Padilla. Prefirió salir en ‘modo playa’: solo con calzoncillo y camiseta para luego, al llegar a ‘lo seco’, vestirse y acudir a su recinto electoral. “Me tocó desvestirme en la orilla para que no se me mojen los zapatos ni el pantalón”, lamentó.

No faltaron, por supuesto, aquellos lugares donde se irrespetó la ley seca. En Cuenca, la Intendencia de Policía clausuró dos locales del mercado de la feria libre. Los propietarios deberán cancelar una multa de 187 dólares con 50 centavos, equivalente al 50 % de una remuneración básica mensual, adelantó el intendente Roberto Alvear.

En Azuay hubo otros dos ciudadanos citados por ingerir licor en la vía pública. La multa que deberán pagar es igual al caso anterior. Otros siete infractores, en cambio, fueron detenidos en esta ciudad por conducir ebrios.

Ellos no sufragaron y tendrán que cumplir cinco días de cárcel, perder cinco puntos de la licencia y pagar una multa equivalente a un salario básico unificado ($ 340).

Quienes no tomaron alegraron la jornada con un poco de música. Fue el caso de Manabí, que tuvo un proceso electoral normal en la mayoría de los cantones.

Manta fue, sin embargo, la que puso el toque colorido. Hubo sorpresa en las unidades educativas Manuel Cañizares y Pedro Fermín Ceballos, ubicadas en el barrio Córdova y avenida Malecón de Manta, donde una banda de pueblo animó desde fuera estos recintos.

Los músicos eran pasajeros de dos chivas folclóricas que transportaban a turistas extranjeros que arribaron a la urbe en el crucero Regatta, desde la salida del puerto hasta Ciudad Alfaro, en Montecristi.

Como en todos los procesos electorales, los pequeños comerciantes aprovecharon para plastificar los certificados de votación. En ningún lugar, sin embargo, fueron más ordenados que en Ambato.

Luis Fernando Caizabanda, por ejemplo, llegó con un cajón de madera, planchas de metal y una cocineta de una hornilla para montarse su provisional negocio. Se turnaba con sus colegas de oficio afuera de su recinto electoral. Cada uno acudió con su enganchador. BIMP