Esperamos

No hubo insultos en la celebración por la fundación de esta ciudad. Casi convencen a algunos de que celebrar juntos, pensando diferente, era algo imposible. Ayer, rendidos ante la majestuosidad del río Guayas, autoridades de todo el país homenajearon a la ciudad a la cual le interesan poco las formas estériles, los protocolos hipócritas y el colonialismo ideológico. Esa es Guayaquil, así somos. Vivimos día a día con la certeza de que los poderes son efímeros y que en la calle distinguiremos quién puede caminar libremente porque forjó su prosperidad con dinero bien habido y su respeto por la sencillez que marcó su servicio. No andamos con muchas vueltas, la verdad. El presidente Moreno dijo que había extendido su mano y se la han recibido. Sinceramente no me sorprendió porque Guayaquil abre sus puertas a gente que no ofende y se suma a nuestro progreso. Poco o mucho hemos recibido de los gobiernos centrales, eso puede ser materia de otra columna, pero nos hemos forjado autónomos, con creatividad, con reglas claras y en libertad. Si estás cerca para no dejar ser y hacer, mejor te vas. Así, más o menos, funciona.

Tampoco me sorprendió la ausencia de Glas, ni las mujeres de AP que no bajaron el volumen de su fanatismo. Hay que reconocer que estaban sentaditas, quietas, respirando lo que es estar en sesión solemne sin seguridad extrema. No sé si se habrán sorprendido de esa sensación de libertad, pues sabemos que creen que los cien muertos en Venezuela en manos del Gobierno, son responsabilidad de la oposición de Maduro.

Aplaudimos que salimos de la noche neo-odiadora pero esperamos justicia para los corruptos, para todos. Esperamos se derogue la Ley de Comunicación y que se procese a quienes la idearon y sancionaron a tantos medios y periodistas y/o se demande al Estado por crear esa estructura “legal” para violar derechos humanos. Esperamos que salgan del escenario político, sin importar su partido político, quienes no saben construir paz y justicia.