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Mercado bursátil
El 48,6 % de lo que movió el mercado se transó en la Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG).Imagen referencial.

El mercado bursátil, volcado a la renta a corto plazo y seguridad 

En el 2023, las bolsas movieron $ 13.300 millones, un 1 % menos que el 2022. En un año de incertidumbre se acentúa la cautela de invertir    

Los inversores que decidieron recurrir el año pasado al mercado bursátil buscaron mecanismos ya no solo para hallar renta a corto plazo, sino para salvaguardar sus capitales. Así lo refleja la data del sistema transaccional de la Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG) y la Bolsa de Valores de Quito (BVQ) que muestran un mercado estancado: en el 2023 llegaron a transarse $ 13.313 millones de papeles, eso fue un 1 % menos que el 2022 ($ 13.451 millones).

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El año pasado, una mayor demanda de papeles a corto plazo (menos de un año) ya venía dando señales de la necesidad de liquidez que existe en el mercado, pero un incremento de titularizaciones, habla también de la búsqueda de seguridad a la hora de invertir capitales. Este papel, un mecanismo financiero que se utiliza para obtener efectivo utilizando activos actuales y futuros como respaldo, sumó $ 505,2 millones en el 2023 versus los $ 312 millones del año previo; es decir, un 61,7 % más.

Ese aumento, explica Arturo Bejarano, exintendente del Mercado de Valores y hoy presidente ejecutivo de la casa de valores Kapital One, es poco usual, pero es un comportamiento que se entiende en un año de incertidumbre, que fue marcado por la inseguridad, los apagones y la crisis fiscal. Es una herramienta de inversión que además de ofrecer liquidez "es bastante más segura que otras. El tema es que tiene blindajes adicionales, porque para convertir esos activos en liquidez, primero hay que transferir esos activos a un fideicomiso, con el fin de protegerlos y generar flujos para pagar a inversionistas que apuestan por estas titularizaciones”.

Esta apuesta por la seguridad habla de un mercado que se muestra temeroso por potenciales atrasos o impagos en el tiempo. Eso se explica también en la baja que tuvieron las obligaciones que emiten, con rendimientos a largo plazo, las empresas del sector productivo. Estas alcanzaron los $ 731 millones, un 17 % menos que lo registrado en el 2022.

Una mayor emisión de certificados de inversión también desvela la sed de recursos. Según las cifras oficiales, estas transacciones llegaron a crecer el año pasado un 7,14 % tras alcanzar $ 3.794 millones. También están las notas de crédito que aumentaron un 40,5 %. Esto, explica Ismael Vélez, experto bursátil, porque hubo más empresas que, pagando tributos de más, hicieron un reclamo al Servicio de Rentas Internas (SRI) para pedir estos títulos y negociarlos a través del mercado de valores. 

"No le devuelven  el pago excesivo en dinero sino que muchas veces le dan una nota de crédito para que descuente en mercado. Estas notas, dependiendo de montos, pueden llegar a descontare entre un 97% y 99%... el que compra cancela impuestos con estas notas y algo se ahorra", explicó. 

Por último, también aparecen los títulos que emite el sistema financiero, como los avales bancarios que crecieron un 163 % y las pólizas de acumulación con un 21,40 % más que el año previo.

En el caso de los avales, recuerda Bejarano, este también es un mecanismo que usa la banca para cuidar sus  flujos de capital. Estos son entregados a quien solicita un crédito. Así, en lugar de dar efectivo, el préstamo se entrega a través de estos documentos que, más tarde, se negocian en bolsa para convertirlos en dinero.

  • Año de estancamiento

Las cifras del mercado bursátil, según los expertos, reflejan que este sector llegó a moverse casi al mismo ritmo de la economía el año pasado. Y esto, no solo se dio por la cautela de algunos inversores en adquirir títulos valores, sino por la menor participación que siguió teniendo el sector público. Los certificados de tesorería, los títulos valores de corto plazo (menos de 360 días) emitidos por el Ministerio de Economía y Finanzas, retrocedieron un 17 %, tras alcanzar los $ 2.479 millones. Los bonos estatales, en cambio, cayeron un 8,2 %, tras ir de $ 632 millones a $ 580 millones.

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Para Bejarano, este mercado de forma en general siguió generando “resultados mediocres”, al igual que otros años. “Es un mercado que sigue estancado, en el que hemos ido perdiendo inversionistas institucionales importantes, o porque han bajado su participación o porque se han concentrado en inversiones que no benefician al sector productivo”.

Y eso, creen los analistas, se debe a la falta de políticas que fortalezcan la dinámica de ambas bolsas, pero también a un entorno económico dinámico y con reglas claras que impulsen la inversión en este mercado. "Sobre todo estamos en una economía que no crece, Si usted compara los 100.000 millones que en teoría es el PIB de Ecuador, estamos hablando que en la última década no hemos crecido. Y no crecemos porque no hay inversión, no hay fuentes de financiamiento alternas, se siguen dando la vuelta sobre los mismos temas", señala Vélez. 

La transacción de acciones reflejó un crecimiento el año pasado, pero este no se dio por nuevos capitales. Si bien la venta subió de $ 42 a $ 56 millones, Vélez recuerda que eso se dio en parte por un movimiento de uno de sus grandes emisores. “Industrias Ales retiró su inscripción en el catastro de mercado de valores, esto significa que recompró las acciones, puesto que ya no quería cotizarlas y que sean públicas". Estas fueron de $ 916.769 a $ 11 millones en un solo año, “un crecimiento de la transaccionabilidad que se da por ese evento”, explica.

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