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El camote es uno de los productos que ha ganado terreno en los mercados internacionales.Joffre Lino y Alejandro Giler

El camote levanta su vuelo

Los planes de repotenciamiento del cultivo y exportación empiezan a concretarse. Expertos coreanos guían el proceso.

Wilson Zambrano dejó de ver al camote como un producto de consumo doméstico y familiar. El agricultor, oriundo de Chone, provincia de Manabí, ahora tiene una mirada esperanzadora y futurista con este tubérculo. Lo ven como una luz para su bolsillo y el agro en general.

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El campesino forma parte de una de las 5 asociaciones manabitas    aglutinadas en un proyecto que tiene el apoyo del Gobierno de Corea, denominado KOPIA (Programa Coreano en Agricultura Internacional).

Esta iniciativa, que busca impulsar la producción del camote variedad “toquecita”, y que en el país es orientada por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) y la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí (Espam),    tiene su campo de acción en los cantones de Chone, Rocafuerte, Portoviejo, 24 de Mayo y Jipijapa. Estos territorios pertenecen a zonas consideradas como camoteras.

Zambrano, a través de este proyecto, ha podido acceder a maquinaria y capacitación técnica para enfrentar este nuevo reto de producir y darle un valor agregado industrial al camote. “Tenemos una enorme expectativa. Es un producto apetecible para el mercado. Ya no es algo de consumo personal, ahora es una alternativa de recursos que puede posicionarse. Muchas más personas están preguntando sobre esto. Aquí en Chone ya tenemos una hectárea y media sembrada”, destacó el campesino.

No se trata del primer impulso a este cultivo. El Iniap ya venía trabajando desde el año pasado, promoviendo en Salitre la siembra de este producto. No obstante, el aporte que Corea le da a este plan, acota Luis Alberto Duicela, director de la Estación Experimental Portoviejo, para el camino hacia el procesamiento y la comercialización internacional ha implicado la entrega de herramienta para producir chifles y otros snacks.

Los agricultores, junto a la Espam, también han podido preparar a través del camote toquecita,    mermeladas, harinas crudas para hacer pan, fideos de camote, rompope, helados, ají, almidón, colada, entre otros. A Italia ya se han enviado muestras de rompope, como paso inicial a la comercialización. Mientras que el chifle manabita, hecho con esta variedad, tiene ya proyección de venderse en Estados Unidos.      “Hay industrias que están interesadas, que ya quieren enviar contenedores de chifles hechos de camote a este país. Con esta nueva demanda surge la necesidad de promover el cultivo”, expresó Duicela.

El funcionario aseguró que actualmente se trabaja en procesos para aumentar la producción, mejorar los rendimientos, estudios de calidad nutritiva y en cómo transformarlo. En Manabí, la meta es tener 5 hectáreas sembradas hasta fin de año y lograr unas 20, en el 2022.

Provincias como Santa Elena tampoco se quedan atrás. En esta zona del país, que años atrás llevaba la vanguardia de sembríos que de a poco fueron disminuyéndose por problemas de sequía, el camote ha vuelto a ser una opción de siembra. Con la implementación de 11 reservorios de agua en el denominado Valle del Río Javita en la zona de Colonche, este tubérculo empieza a reaparecer con fuerza.

Aquí, una de las ventajas es el suelo (franco arenoso) que se tiene. Eso permite tener el producto en menor tiempo. Para cosecharlo, por lo general,    se requieren entre 120 a 150 días, pero en los campos de Santa Elena con un buen manejo técnico se lo logra desde los cien días en adelante.

El movimiento de tierra previo a la siembra es clave para la buena producción.    Así, las raíces del tubérculo pueden extenderse más y por ende el tamaño del fruto va a aumentar,    señala Wilmer Guale, un agricultor del sector que empezó la cosecha de camote la semana pasada. Espera recoger alrededor de 35.000 libras. Parte de su producción será entregada a una ONG que ejecuta programas de alimentación. El objetivo de la organización es promover el consumo de camote en la canasta básica diaria.

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Guale admite que cultivar camote le deja ganancias, pero su expectativa es que esa rentabilidad pueda incrementar, conforme crece la demanda. “Ahora que los nutricionistas están recomendando al camote para la alimentación, sobre todo de los deportistas esperamos que pronto mejore la comercialización”.

Gloria Cobeña, responsable de los rubros de Yuca y Camote del Iniap, dice que en tiempos de pandemia, la investigación sobre este tubérculo no se frenó. Más bien fue una oportunidad para conocer y propagar las propiedades nutricionales que tiene el producto.

Los chifles se venden en Estados Unidos

Además de la ayuda coreana, el país está recibiendo financiamiento    de la Agencia Agrícola Española, para replicar el trabajo en Esmeraldas y Sucumbíos. “Allí hay una adaptación de 17 materiales de camote incluido toquecita. Estamos a la espera de ver cuál de ellos se adaptan a cada clima.

El camote ya es una apuesta para los sectores empresariales. Roberto Moncayo,    presidente de    Prodalec (Productos Alimenticios Ecuatorianos), empresa que exporta chifles, argumentó que hizo del camote un aliado para aumentar las alternativas de sus envíos internacionales. “Los agricultores tenían el problema que no se decidían sembrar porque tenían temor de no encontrar mercados y salidas. Ahora el panorama es distinto”. En los próximos días, su empresa enviará un contenedor de 40 pies con chifles de camote toquecita. Para otros grupos empresariales como Visión, con sede en Manta, el camote es la vía que les está permitiendo no ser dependientes de productos pesqueros como el atún. “Nos hemos fijado empezar a cambiar esa dependencia con productos agrícolas. A largo plazo la pesca no es tan sostenible, eso nos está llevando a buscar alternativas y el camote es una de ellas”.