Economia sustentable arabe

En las últimas décadas, millones de personas en el mundo árabe han salido de la extrema pobreza. Pero el progreso hoy corre el riesgo de desacelerarse o de revertirse, debido a un círculo vicioso de fracaso económico y desorden violento. Para impedirlo, los países árabes deben con celeridad construir una economía más sostenible, sustentada por una mayor creatividad y vitalidad del sector privado, mejores servicios públicos y la creación de bienes públicos regionales y globales. El primer paso es reconocer la escala y la naturaleza de las potenciales barreras para el éxito: un crecimiento general lento del PIB y restricciones fiscales cada vez más severas. Las disparidades en el acceso a la educación, la capacitación y la atención médica -en parte, un reflejo de esas limitaciones fiscales- exacerban la desigualdad ya en aumento. Estas circunstancias pueden alimentar la polarización política y el conflicto violento, lo que trae aparejado desplazamiento, pérdida de vidas, destrucción de infraestructura y costos económicos espeluznantes. Si bien el desarrollo económico no es garantía de paz, la falta de desarrollo sí contribuye, muchas veces, al extremismo y a la violencia, pues la ira popular se combina con una pérdida de legitimidad institucional. La existencia de conflictos cercanos, que pueden tener efectos secundarios desestabilizadores, resalta el riesgo de una agitación. La innovación tecnológica puede ser parte de la solución para las economías árabes, pero la alteración de los mercados y los estilos de vida que esa innovación conlleva plantea sus propios desafíos. Igualmente difíciles de manejar son el cambio climático y las pandemias, que trascienden fronteras y no pueden ser encarados por un solo país. Superar esos desafíos no será tarea sencilla. La clave para el éxito será una cooperación inteligente entre población y sectores privados, entre gobierno y sociedad civil, entre países, y entre países y organizaciones internacionales. La Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) estima que para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el mundo tendrá que cerrar una brecha de USD 2,5 billones anualmente. Para lograrlo debemos utilizar mecanismos innovadores para apalancar y movilizar fondos globales, especialmente del sector privado, que tiene billones de dólares. Pero necesita estímulos que el Grupo del Banco Mundial ha intentado brindar, mediante financiamiento concesional, garantías de inversión e inversiones paralelas. Las empresas deberían poder articular un objetivo claro que esté conectado con una meta social, ambiental o hasta económica más amplia, que puede actuar como brújula para la empresa, influyendo en su cultura y valores organizacionales y guiando el comportamiento individual y colectivo de los accionistas. Necesitan un marco transparente para compartir de manera más fácil información sobre el progreso en sus objetivos económicos, sociales y ambientales de largo plazo. Los rangos de empresas que respaldan la transición hacia una economía sustentable están creciendo, pero será necesario que se sumen muchas más empresas y otras entidades del sector privado, con promesas acompañadas y reforzadas por el compromiso de gobiernos, instituciones multilaterales y la sociedad civil.