La economia y la crisis climatica

La semana pasada ocurrieron dos hechos importantes que inciden directamente en el debate internacional sobre el cambio climático y el modo de enfrentarlo: la publicación de un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC), que expone con precisión lo que hay que hacer para alcanzar los objetivos del acuerdo de París sobre el clima (2015), y el anuncio de que William Nordhaus, economista de la Universidad Yale, recibirá el Premio Nobel de Economía este año (compartido) por su trabajo para “integrar el cambio climático al análisis macroeconómico a largo plazo”. El informe del IPCC exhorta a los gobiernos a tomar medidas urgentes para lograr una reducción considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero durante la próxima década. Advierte que si se permite un aumento de temperatura global media superior a 1,5 °C -o peor, de 2 °C- por encima de los niveles preindustriales, las consecuencias pueden ser catastróficas, y comenzarán a sentirse en 2040. El informe muestra que las “contribuciones determinadas a nivel nacional” (NDC) de los países firmantes del acuerdo de París son insuficientes. Incluso si las cumple, la media de temperaturas globales habrá aumentado más de 3 °C en 2100, y seguirá subiendo. Se necesitan acciones sustanciales mucho antes de 2030 o el mundo sufrirá daños irreversibles como aumento de nivel de los mares, pérdida de biodiversidad y deterioro de ecosistemas terrestres y marinos, incluida la posible extinción de los arrecifes de coral de todo el mundo. Estos hechos tendrán un grave impacto sobre los suministros de agua y los estándares de vida y sanitarios de la población mundial. Y a mayor calentamiento, peores serán los efectos. Que se haya elegido a Nordhaus para recibir el Premio Nobel es auspicioso, pero su metodología para estudiar el cambio climático tiende a ser bastante conservadora gradualista. Una metodología mucho mejor la desarrolló Nicholas Stern, de la London School of Economics. En su ahora famoso informe sobre la economía del cambio climático, ya en 2006 Stern pedía acelerar las acciones para combatirlo pues el costo de un calentamiento global descontrolado superaría con creces el gasto de enfrentarlo a tiempo. Otra alternativa la desarrolló Martin Weitzman, de la Universidad Harvard y se basa en herramientas analíticas similares a las que usa Nordhaus, pero su trabajo también tiene en cuenta los riesgos catastróficos asociados con el cambio climático; su metodología es similar a la del IPCC y del Programa de NN. UU. para el Medioambiente (Pnuma), que concluyeron que un calentamiento global superior a ciertos niveles tendrá efectos realmente desastrosos. El Informe Stern, el último informe del IPCC y el Pnuma coinciden en que es necesario incrementar sustancialmente los esfuerzos actuales de reducción de las emisiones. Esto implica acelerar la transición global a tecnologías de energía limpia (incluido el transporte), mejorar la eficiencia en la producción y consumo de energía, revertir la deforestación, mejorar el uso de la tierra y promover innovaciones tecnológicas que faciliten estos procesos. Todos los países deben incrementar sus metas de reducción de emisiones y reforzar sus compromisos del acuerdo de París. EE. UU. debe volver al acuerdo y mostrar liderazgo otra vez.