Drogas por toneladas

Diario Expreso registró recientemente la magnitud de las actividades relacionadas con el narcotráfico que inundan la costa ecuatoriana. Ello no significa que solamente el litoral está siendo utilizado para el transporte marítimo de los estupefacientes. En efecto, las capturas de sustancias sicotrópicas se realizan en todo el territorio nacional. El Ecuador, por su posición geográfica y su condición de país que adoptó el dólar como su moneda, resulta sumamente atractivo para diverso tipo de actividades mafiosas.

De esa realidad se tiene cada vez más conciencia y corresponde que esta crezca para actuar en consecuencia.

No hay duda de que por parte de las autoridades destinadas a combatir el gran flagelo, que con todo tipo de implicaciones nos está azotando, hay cada día más experticia en combatirlo. Cabe felicitar el esfuerzo y apoyarlo con todos los mecanismos legales requeridos para ello y con las rectificaciones en la normativa vigente que se han mostrado ineficientes o incluso favorecedoras del mismo. Por supuesto, parte de las razones de los resultados que se están obteniendo tiene que ver con un trabajo cumplido con amplia cooperación internacional.

Así, en el caso de la reciente captura de cinco toneladas de drogas, la coordinación con España ha sido sustantiva para el éxito del operativo. Ese tipo de acciones combinadas debe mantenerse y extenderse. Dado que los traficantes actúan como una transnacional de conformación multinacional, con iguales acciones se lo debe combatir.

Señalado lo anterior, mirando casa adentro, los impactos de la magnitud creciente del tráfico se manifiestan igualmente incrementados. Los crímenes relacionados con ajustes de cuentas y disputas territoriales son cotidianos. No es una exageración señalar que el microtráfico se ha tomado los barrios de Guayaquil y de otras ciudades del país. Como consecuencia de ello se tiene certeza estadística de que también es notable el aumento de consumidores menores de edad. Algunas de las zonas donde más se observa es en los alrededores de escuelas y colegios. Una estrategia perversa busca adictos tempranos para garantizar largos periodos de consumo.

Sin duda, también se incrementa el lavado de activos y todo ello indica que en el Ecuador funcionan redes de alto nivel y con poderosas complicidades.