Abrazar a sus seres queridos y compartir con ellos es recomendado por los expertos.

Cuide su salud mental

No tiene que pasar por algo traumático para prestarle atención. Estar fuera de vínculos sociales sanos representa una gran vulnerabilidad.

Verónica es una profesional responsable y colaboradora, de 24 años. Se lleva con todo el mundo y es de las personas que cae bien a la primera. Todo iba en ‘orden’, hasta que descubrió la infidelidad de su enamorado (tras tres años de relación), con quien tenía planes serios. Se desahogó con sus amigas más cercanas, pero reconoció que no era suficiente. Por eso buscó ayuda psicológica para superar lo acontecido y seguir con su vida. “No podía trabajar ni dormir. Mis amigas me escucharon, mas necesitaba que alguien viera el problema desde afuera, me aconseje y dé herramientas útiles para sanar. Lo hice por mí”, admite con valentía.

Otra persona que ha pasado por consultorios de psicólogo y psiquiatra es Leandro, de 36 años. Las marcas en sus brazos reflejan las del alma. El ‘abandono’ afectivo de sus padres lo llenó de vacíos. Revela que si hubiera asistido antes a terapia se hubiese ahorrado dolor (practicaba el ‘cutting’) y el estancamiento en su vida, tanto en lo profesional como en lo personal. Actualmente continúa con las sesiones.

La salud mental es un estado de bienestar general que le permite al individuo funcionar, cumplir con sus roles y desarrollarse en todos los aspectos sociales, manifiesta la psicóloga clínica Elizabeth Rodríguez.

¿Qué puede afectarla? La parte biológica (padecer alguna enfermedad orgánica, como diabetes, cáncer o una discapacidad, etc.); la condición social, aspectos económicos, familiares; incluso la tecnología y redes sociales influyen, indica el doctor y psiquiatra, Héctor Verdezoto, jefe de salud mental del Hospital Naval.

Momentos como los que está atravesando el país, paralizaciones, desmanes, inseguridad, también perjudican. La difusión constante de informaciones falsas y comentarios negativos produce un efecto que se conoce como ‘contagio emocional’, asevera el psicólogo clínico Alfonso Cuvi. “No se rodee de personas orientadas al drama ni ‘consuma’ el material de medios sensacionalistas que manipulan y explotan los estados emocionales”.

Octubre es el Mes de la Salud Mental. ¿Qué puede hacer para fortalecerla? Los expertos dan nueve claves.

1. Equilibre sus actividades laborales. Es importante trabajar sin sobrecargarse, para ello tenga tiempos de reposo, pequeñas caminatas, ejercicios de estiramiento, conversación con compañeros, etc.

2. Mantenga una buena alimentación, evitando el café, bebidas energizantes, chocolates y azúcar, ya que pueden ponerlo ansioso. No alcohol ni drogas.

3. Desarrolle una buena vida social, salga con amigos, ría con ellos. Estas reuniones disipan los pensamientos negativos y preocupaciones, y causan bienestar. Corte relaciones tóxicas, sin olvidar ampliar su círculo social, conociendo y compartiendo intereses con más personas.

4. Fíjese objetivos en lo personal, familiar o laboral, a corto o largo plazo.

5. Practique deporte, alguna actividad física o recreativa (pintura, lectura, manualidades, cocina, etc., desarrollan la imaginación). Lo ayudarán a descargar la tensión que cotidianamente acumula. Eso es importante para la expresión del cuerpo y pensamientos y al mismo tiempo lo involucra con otros, creando vínculos sociales.

6. Abrace a sus seres queridos y cercanos. Está comprobado por la neurociencia que hacerlo regula los niveles de estrés.

7. Duerma de 7 a 9 horas, así cuerpo y mente se reponen para un nuevo día.

8. Realice ejercicios de respiración, relajación y meditación.

9. Busque y acepte ayuda en caso de padecer alguna afección. Es necesario tener disposición para iniciar una terapia.

Los vulnerables

Quienes se sienten solos emocionalmente porque creen que nadie va a estar a su lado en tiempos difíciles, están hundidos afectivamente y su recuperación es muy lenta. Mientas que los resilientes, no es que tengan menos problemas, pero cuentan con un amigo, pareja, familiar cerca, que les va a proporcionar acompañamiento, ejemplo y guía, dice Cuvi.

¿Cuándo ir al profesional?

Rodríguez aconseja primero conversar con personas de confianza, que lo conozcan y puedan contribuir a detectar si algo no está bien en usted. Esta retroalimentación sirve. La siguiente opción es la ayuda psicológica, a través de la cual hallará las pistas y raíz de aquello que le trajo malestar. La intervención psiquiátrica es necesaria cuando se requiere medicación, aunque ambas disciplinas pueden trabajar juntas, si el caso lo amerita.

Cuvi sugiere acudir al especialista cuando enfrente un acontecimiento estresante, como una pérdida o traición de la pareja, etc. Si considera que las emociones negativas lo ahogan y es incapaz de controlarlas. Si experimenta problemas para dormir, concentrarse, etc. También le recomienda una guía imparcial cuando se tiene que tomar una decisión importante que puede definir años de su vida y de otros a su cargo: qué carrera escoger, qué pareja tener, si conviene cambiarse de trabajo o casa.

Verdezoto exhorta a hacerse un chequeo anual, así como se realizan los exámenes generales de salud. “Una valoración de un psicólogo o psiquiatra debería ser un requisito para ingresar a una escuela o empresa”.

Ayudar a otros

Si no tiene mayores problemas en su salud mental, felicidades. ¿Quiere dar la mano a otros? Perfecto. Primero considere que la mayoría de los seres humanos pasan procesos de negación, sienten miedo y vergüenza. Sepa escuchar, le tocará hacer de ‘terapista’ y en ocasiones puede acompañarlo al especialista, señala Rodríguez.

El mejor apoyo es ‘simplemente estar’, esto le da al otro una sensación de seguridad y estabilidad, que de por sí es curativa. Estar no significa ser invasivo, sino respetuoso de la intimidad y privacidad, subraya Cuvi. Verdezoto enfatiza en la comunicación. Que el paciente tenga confianza para decir lo que siente y opina.

El dato

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se centra este año en la prevención del suicidio, problemática cuyos índices crecen más en los países desarrollados.