Referencial. No se ha hecho. Crear una entidad para la planificación participativa es algo inédito en Guayaquil.

Crecen propuestas para que el Cabildo mejore la ciudad

Para lograr cambios trascendentales en urbanismo sostenible es preciso involucrar a otros actores. Varias iniciativas cívicas intentan ser escuchadas.

Guayaquil cumple el próximo año dos siglos de independencia y esta conmemoración ha impulsado a varios grupos civiles a que -a través de foros y encuentros agendados para hablar de ciudad-, pongan sobre la mesa la necesidad de replantear la urbe, de reordenarla y asegurar su sostenibilidad.

En los últimos dos años han surgido iniciativas que impulsan proyectos individuales e integrales para hacer de Guayaquil una mejor ciudad en varios aspectos.

Aparecieron, por ejemplo, el Comité Pro Centro de Guayaquil, que busca reactivar el movimiento social y económico en esta zona; Espacios Públicos Libres, que luchaba porque se abran los parques; el Grupo Guayaquil Bicentenario, que reúne a colegios profesionales y universidades para un proyecto de navegabilidad; y hace dos semanas, la idea de crear un Instituto de Planificación Urbana, lanzada por la Cámara de la Construcción, en medio de un foro urbano.

En esa cita, llevada a cabo el 11 de julio, quedó la reflexión de que la única forma de caminar a una mejor ciudad era mediante el trabajo en equipo, la inclusión de grupos civiles, colegios profesionales, empresa privada y academia, para que, en conjunto con la autoridad municipal, se pueda repensar a la ciudad. Igual que en su momento en Colombia lo hizo Medellín, que hoy, gracias a estas herramientas de planificación participativa, es ejemplo de urbanismo sostenible en la región, como EXPRESO lo reiterara ayer.

Para que Guayaquil pueda lograr algo así, es necesario encontrar la visión de la ciudad, resolver los problemas básicos y allí sí decidir cuál es la urbe en la que se la quiere convertir, recomienda Ana Luisa Alfaro, directora de planeación urbana para Gensler Latinoamérica, la compañía que ofreció el foro que organizó la Cámara de la Construcción.

“Las ciudades más exitosas en Latinoamérica y el mundo son las que tienen una visión conjunta, que trabajan multisectorialmente. Cuando hace falta esto, hay esfuerzos segregados, que por muy buenos que parezcan, no logran nada (como los que han aparecido los últimos años en la ciudad)”, advierte la experta mexicana.

Repensar a la ciudad a través de un instituto de planificación que trabaje de forma integral con gremios y autoridades es una salida que ha dado frutos y que tienen resultados reveladores en ciudades como Curitiba y Barcelona, explica por su parte el experto en planeación sostenible Emmanuel Ospina, quien trabaja en Urban Lab, el laboratorio urbano de Medellín.

Sostiene que en contextos electorales tan cortos, dejar el rumbo de una ciudad en manos de un alcalde o un grupo político es muy riesgoso, ya que en el siguiente periodo se pueden dar cambios estructurales que obstruyan los avances de la administración anterior solo por haber sido promovidos por un contrincante político.

“La sostenibilidad solo entiende de decisiones técnicamente posibles y científicamente probadas, y para eso es necesario tener un rumbo claro, que trascienda los periodos electorales y las decisiones personales de los alcaldes”.

En ese sentido, es importante contar con una hoja de ruta estable que, aunque los ciclos políticos cambien, se mantenga. Se necesita alinear las prioridades con los recursos disponibles, considerar como primordial la vivienda, la accesibilidad, la movilidad, la seguridad, las políticas de uso de suelo, la densidad, el espacio público, los servicios..., expresa, por su parte, la exdecana de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, Ivethyamel Morales.

Coincide con ella José María Fuentes, expresidente del Colegio de Ingenieros Civiles y actual coordinador de la iniciativa cívica Grupo Guayaquil Bicentenario, quien además respalda a la Cámara de la Construcción con la iniciativa de un instituto de planeación dirigido por el Municipio, pero que, dice, debe garantizar ser participativo, pues así lo establece la ley.

“Si no provocamos cambios profundos en el modelo de urbanismo vigente en Guayaquil y su entorno metropolitano, se seguirá impulsando un proceso de crecimiento hipertrofiado y costoso, con cargo al Estado y a los grupos urbanos más vulnerables. Todavía podemos cambiar nuestra ciudad y su entorno, con el esfuerzo participativo, resiliente y cooperativo de todos sus ciudadanos. (...) Solo hace falta la decisión política de la administración”, expresa Fuentes.

Los protagonistas

Las tareas a cumplir son integrales

Un buen instituto de planificación urbana deberá entender la articulación regional, gestionar la movilidad urbana y promover buenas prácticas de urbanización en vivienda social y actividades económicas, de manera integral.

El ente rector debe ser el sector público

El ente rector de la planificación es el sector público. Tiene recursos y gobernanza; pero los ciudadanos deben involucrarse y empujar a las autoridades si sienten que no están dando de su parte. Las agendas políticas deben alinearse.

La ONU nos demanda ser sostenibles

La ONU planteó a los municipios utilizar indicadores urbanos de desarrollo sostenible desde el año 2000. El Municipio de Guayaquil no ha participado de esta iniciativa. Y ni siquiera asistió a Hábitat III, que se desarrolló en Quito en 2016.

Es necesario proyectar a la ciudad futura

A toda administración le corresponde preparar un plan de desarrollo con proyección para 20, 30 y 50 años. De no haberlo, continuaría el crecimiento caótico de obras y estilos urbanísticos con mayor segregación sociorresidencial.

Facilitar la participación es importante

La gestión urbana es competencia del Municipio; sin embargo, es importante que las diferentes partes interesadas en sociedades de transición hacia la sostenibilidad puedan participar activa e integralmente en la planificación.

Los ejemplos de fuera

El éxito del trabajo en equipo

Hay diferentes ejemplos a nivel mundial de planificación participativa. En Barcelona se analizan, diseñan y gestionan los proyectos estratégicos de escala regional, mientras en Medellín, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá ejerce como autoridad ambiental y de transporte, explica el experto Emmanuel Ospina, desde esta última ciudad.

“Cada agencia o instituto de este tipo deberá definir sus funciones y alcances de acuerdo a las necesidades que se presenten.

Algunas de las oficinas de planificación y gestión urbana más exitosas o conocidas actualmente son las de Londres, Shanghái y Singapore, que plantean proyectos urbanos, coordinan los usos del suelo y el transporte, dice.

Estas entidades logran una integración necesaria entre lo que sucede con la norma urbanística y su contraparte en movilidad.