
Correa toma la defensiva
La sabatina parece una trinchera. El presidente Rafael Correa ha reforzado el concepto de su espacio televisivo como una repartición de defensas contra las críticas. Lo llama “la verdad” y desde ayer cuenta con página web. Porque en Ecuador “la verdad” está, de forma gratuita, en Internet.
El nuevo espacio
1.Ha sido el primer anuncio. El más prolongado también. Correa se tomó casi una hora para introducir su nuevo sitio web; elvalordelaverdad.com.ec, se llama. ¿Qué es? Pues se trata de una nueva vía comunicacional con la que el Gobierno intenta desmentir, desde su visión y apoyado en una recopilación de gráficos expuestos una y otra vez en los enlaces ciudadanos, las críticas.
El excesivo gasto público, país endeudado, altos impuestos, el Gobierno es corrupto... Todos estos títulos, antecedidos por la etiqueta “la mentira”, reciben una réplica oficial en una web con la que, evidentemente, el Gobierno replica la precampaña electoral de la oposición contra el partido oficialista.
El fuego cruzado
2.El presidente cesó esta semana al Alto Mando de las Fuerzas Armadas. Lo que no cesó fue el fuego abierto de declaraciones cruzadas.
En relación al lío del Issfa (ver página 3) y su repercusión política el presidente fue concreto: “Yo soy el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Y no permitiré que nadie me desobedezca”, declaró.
Ha querido aquí también defenderse. Personaje por personaje. Acusó a sus críticos de tener “mezquinos intereses”, detalló de entre las figuras opositoras (como Fausto Cobos y Mario Pazmiño, voces ácidas y citadas durante la semana de toma y daca con la cúpula militar) sus sueldos de retiro porque considera que “no hay derecho a recibir tanta jubilación” y los acusó de querer “palanquearse una candidatura”.
También se defendió línea por línea. Leyó ante su público un comunicado de los militares en servicio pasivo, “que se toman el nombre de las Fuerzas Armadas”, a su juicio, para evidenciar lo que es el “viejo país” de “pura palabrería” .
La agresión turca
3.Sobre la agresión que siete ecuatorianas recibieron por parte de la seguridad del mandatario turco Recep Erdogan, el presidente tiene un adjetivo: “gravísimo”. El más reciente escándalo diplomático, desde la visión presidencial, no tiene por foco a las agredidas, que él prefiere llamar “unas chicas malcriadas”, sino al “mal momento”, en palabras del canciller Ricardo Patiño, por el que pasaron los invitados y sus promesas de inversión.
Correa resume lo “gravísimo” del asunto de esta forma: era “una visita que marchó maravillosamente, tremendo almuerzo, la pasamos muy bien”. Hasta que, léase, las siete ciudadanas violentadas “humillaron al país”. Y más que eso. El primer mandatario se pregunta si hay otra intención: “¿Qué quieren?”, se pregunta, “¿que rompamos relaciones con Turquía?”. Esto no le causa sorpresa porque, al fin y al cabo: “son gente del MPD”, dice. Es su manera personal de desacreditarlas. Esa es la defensa del caso.
La situación económica
4.Había sido exigido por cuanta voz se consultara, por fuera de la línea gubernamental. Y empiezan los anuncios. El jefe de Estado adelantó detalles de una flexibilización, reformas e incentivos laborales para buscar defenderse de la baja que, reconoce, se evidencia en el empleo.
Se trata de una reforma al Código del Trabajo, con la que propondrá que los trabajadores puedan reducir sus jornadas y flexibilizar los horarios a seis horas para evitar los despidos (aunque el empresario no podrá declarar utilidades hasta que todos los colaboradores perciban remuneración por ocho horas); motivará la contratación de jóvenes en busca de su primer empleo, aportando hasta el 11 % (solo del salario básico) para la afiliación al Seguro Social; incentivará la producción de etiquetado nacional para productos importados; derogará la exigencia de pago a los pasantes, que hoy admite como un “error”; y revivirá del más allá legislativo formas de contratación variadas (como la discontinua), aunque con todos los beneficios de ley.
Con esto espera permitir “mayor generación de empleo” en estos “tiempos duros” que, insiste, no son tiempos de crisis. “Académicamente”, claro.
Militares pasivos
El reclamo, por la vía judicial
El Frente de Defensa de las Fuerzas Armadas, integrado por militares en servicio pasivo, inició una cruzada para defender al Instituto de Seguridad de las Fuerzas Armadas. Una de sus primeras acciones fue emitir un comunicado de cuatro párrafos, en el que dicen: “Nunca permitiremos que el Issfa desaparezca porque ese es nuestro legado y nuestro sustento, luchamos por fortalecerlo y hoy quieren echarle mano”. De ser necesario, dice el escrito, iniciarán la resistencia como manda la Constitución, hasta lograrlo.
Por ese mismo camino quieren transitar los demás militares retirados que, agrupados en asociaciones, comenzaron a reunirse desde ayer en varias partes del país, con la finalidad de decidir el camino legal para recuperar los 41 millones de dólares que el Gobierno les restó de los 260 millones que debe transferirles.
Los militares pasivos han decidido, por su lado, consultar a un grupo de juristas debido a que, según la normativa legal, el Estado ya perdió el derecho de reclamar porque la acción está prescrita.