
‘Clientes’ de aserrín para cumplir la bioseguridad
CaféLab elaboró monigotes para delimitar el espacio permitido tras la reapertura del establecimiento.
Tras el cambio al semáforo amarillo en Quito el pasado miércoles, el restaurante CaféLab decidió reabrir su establecimiento en La Floresta con un curioso método para garantizar el cumplimiento de las normas de bioseguridad.
En lugar de utilizar stickers o cintas de peligro para delimitar las mesas de uso permitido para no superar el 30 % del aforo, Karina Maldonado, propietaria del sitio, y sus colaboradores elaboraron monigotes tradicionales para sentar en las mesas clausuradas.
“Pensamos en cómo hacer que las medidas no fueran invasivas y que el espacio, que es tan acogedor, no pareciera una zona de guerra”, explicó.
Estos, forjados a la usanza tradicional, con aserrín, papel y ropa vieja, personifican a hombres y mujeres, y en ciertos casos incluso han sido ubicados hasta con tazas de café.

“La iniciativa ha tenido muy buena acogida por parte de los clientes. Los ven y se ríen, o se toman selfies. Si están solos, preguntan si uno de ‘los señores’ los puede acompañar”, comenta risueña.
CaféLab tiene dos años en el mercado quiteño y, al igual que múltiples emprendimientos pequeños a nivel nacional, se ha visto fuertemente afectado por la suspensión de actividades producto de la pandemia de coronavirus. En las últimas semanas retomaron sus actividades vía entrega a domicilio y pick up en el establecimiento. Aun así, esperan que la reactivación les permita recuperar parte de los ingresos perdidos en los últimos meses.
“Hemos hecho un esfuerzo por conservar todo nuestro personal y por no atrasarnos en los pagos. Esperamos seguir trabajando y sobrellevar esta época tan compleja”. En las próximas semanas reabrirán su segundo local, también con sus curiosos monigotes.