
Un cara a cara de posturas y satiras
Cordiales, sarcásticos, críticos y francos. El presidente venezolano, Nicolás Maduro y el jefe parlamentario, Henry Ramos Allup, se permitieron bromas, carcajadas, y reprimendas entre iguales en su primer frente a frente en la Asamblea Nacional de mayoría opositora. Portando una banda tricolor alusiva a la bandera venezolana y el collar de Simón Bolívar, Maduro rindió cuentas el viernes de su gestión y presentó un decreto de emergencia económica para enfrentar lo que calificó como una crisis económica “catastrófica”. “¡No, no y no!”, gritó y manoteó Maduro cuando amenazó con bloquear cualquier iniciativa opositora de privatización. Ese fue el único momento en que se exaltó, en una jornada en la que se guardaron las formas y el rigor del protocolo. Tras ser recibido con honores, el presidente saludó sonriente al jefe legislativo, un férreo antichavista que, para indignación de los oficialistas, sacó del Parlamento los retratos de Hugo Chávez y del libertador Simón Bolívar. Maduro, sin dejar pasar la oportunidad para recordar el incidente, le entregó a Ramos una carpeta con “información complementaria” sobre la imagen de Bolívar. Después de escuchar a Maduro durante tres horas, Ramos zanjó la postura opositora con humor y desparpajo en treinta minutos. “Ustedes me citan continuamente, para bien, para mal y para peor, pero les agradezco la cuña” (publicidad), ironizó. “A mí los griticos no me desbalancean, yo tengo kilometraje”, respondió Ramos a las barras oficialistas que se desgañitaron cuando el presidente del parlamento dijo que el retrato que defiende el chavismo para “amulatar a Bolívar no es el rostro del Libertador”. El veterano diputado de 72 años aprovechó la presencia del ministro de la Defensa, el general Vladimir Padrino, y el alto mando militar para advertir: “El abuso no fue retirar las imágenes sino colocarlas. (...) Desde 1811, nadie había colocado aquí una imagen de un presidente, ni vivo ni muerto”. Ramos, burlón, aseguró que la crisis económica no es responsabilidad de Maduro sino de Chávez, pues le dejó “la botija vacía”. Por ello, lo increpó a “poner los pies sobre la tierra” y trabajar en conjunto para “resolver los problemas”. “A veces hay que doblarse para no partirse”, dijo Ramos en un mensaje que parecía más dirigido a la base opositora que al chavismo, referencia velada a la desincorporación de tres diputados disidentes que fueron juramentados a pesar de haber sido impugnados por el oficialismo. “Pero que nadie se equivoque, este es ahora un poder nacional autónomo que va a legislar, debatir y controlar”, insistió. Sentados uno al lado del otro en la tribuna del hemiciclo, Ramos le arrancó risotadas a Maduro al cierre de la sesión, citando al exjefe parlamentario chavista, Diosdado Cabello. “Diosdado ha de repartirles dosis superabundantes de moringa”, en alusión a los supositorios que el segundo del chavismo recomienda usar a los opositores para superar la irritación que, en su opinión, les producen las derrotas políticas frente al oficialismo. Economía Contra las mismas recetas La renuncia de Nicolás Maduro, una de las opciones que ve la oposición para adelantar el fin de su gestión, volvió ayer al primer plano un día después de que este tildara de “catastrófica” la situación económica del país. Pretenden “seguir aplicando las mismas recetas que tienen a los venezolanos haciendo colas y padeciendo la escasez y pasando trabajo porque el sueldo no alcanza”, sostuvo el jefe de la bancada opositora, Julio Borges, sobre el decreto de emergencia económica. Iniciativa Comisión por presos políticos El presidente Nicolás Maduro propuso una comisión para resolver la situación de los opositores presos, siguiendo modelos como el que puso fin al apartheid en Sudáfrica, en un discurso el viernes ante el Parlamento. “Propongo que establezcamos una comisión nacional de justicia, verdad y paz paritaria, que sea presidida por un venezolano o una venezolana de confianza pública y que establezca las bases legales y jurídicas para ir a un proceso de paz”, dijo.