Actualidad

El camaron sube hasta lo mas alto

Gustavo Bracho lo denomina un cultivo superintensivo. Diez veces más larvas por hectárea, y en zonas donde nadie hace dos décadas, durante el boom camaronero, lo hubiese considerado posible.

La alimentación de los animales es clave, se la realiza las 24 horas del día.

Gustavo Bracho lo denomina un cultivo superintensivo. Diez veces más larvas por hectárea, y en zonas donde nadie hace dos décadas, durante el boom camaronero, lo hubiese considerado posible.

Él y Robert Vera se atrevieron a llevar al camarón a 35 metros sobre el nivel del mar, en aguas casi a cero salinidad (0,3 -ppm- partes mil), en medio de una plantación de mangos de 70 hectáreas. La camaronera, de apenas 0,52 hectáreas, es un oasis en una zona rural donde predomina el ganado.

Los resultados sorprenden: 70 % de sobrevivencia y camarones sanos a casi la mitad de culminar el proceso.

“Sembramos el 19 de septiembre”, señala Gustavo Bracho, quien aprendió el trabajo el Nirsa, en un recorrido realizado con Diario EXPRESO.

Empezó esta “aventura” para ver la factibilidad de sembrar camarones en agua dulce y en una zona que no es muy común, Balzar. “La sobrevivencia y crecimiento son favorables: estamos conformes”.

La casualidad, o el error, lo llevó a sobrepasar las estimaciones en un país tradicionalmente de cultivos extensivos (menos larvas por hectárea). “Tenía planificado sembrar 300 mil animales, pero nos despacharon más larvas: 700.000, pese a lo cual tenemos 70 % de sobrevivencia en animales que fueron traídos desde Manta y que se sembraron directamente (sin precriaderos). “Es muy buena comparado con las camaroneras convencionales, porque es de siembra directa”.

En piscinas convencionales del Golfo de Guayaquil o en islas, con agua salada, las piscinas de media hectárea sirven solo para precriaderos. Las piscinas son de 3, 4, 5 y hasta 20 hectáreas. En media hectárea, en esas zonas cercanas al mar solo de sembrarían 60.000 animales en promedio.

Aunque en Balzar, ese exceso de larvas no fue malo, solo les significó acondicionar la media hectárea para que sus condiciones se asemejen a las que tienen piscina cerca del mar. Lo hicieron con bacterias. Y es allí donde entra el trabajo que por años ha investigado y desarrollado Robert Vera.

“En esta zona aplicamos bacterias masivas; las fermentamos por 3 o 4 días con melaza y silicio acuícola”, señala a este Diario. Esto hace que baje el PH y también elimina las aguas verdes llenas de cianobacterias tóxicas.

Al tener menor PH -explica- crecen las algas diatomeas que son biofiltrantes. “Esa biofiltración hace que haya más salinidad en el agua por lo que el camarón se enferma menos o no se enferma. Cuando el PH está alto hay más bacterias patógenas, pero las diatomeas no portan bacterias malas”.

Robert Vera afirma que así se asimila la alcalinidad del agua de mar, porque para que el camarón viva mejor necesitan tener dureza en su exoesqueleto.

“En el balanceado que usamos, en la misma fábrica le ponemos un sistema de péptidos, aminoácidos y bacterias. Este balanceado tiene la condición de un alimento vivo, generan más bacterias benéficas e inhiben el crecimiento de las bacterias patógenas, porque lo que defeca el camarón automáticamente se convierte en una bioremediación ambiental. No se daña el agua”.

Tener inesperadamente medio millón de animales en una piscina inicial con una columna de agua de 1,90 metros, obligó a Bracho a subir los muros de esta para aumentar en volumen el agua. Lo hará esta semana, llegará a la zona de salida a 2,50 metros y en la entrada 1,70 metros.

La cosecha será entre el 19 y 25 de diciembre y espera lograr entre 10.000 a 11.000 libras, a un precio de 1,80 o 1,90 dólares en venta local.

Los costos se planifican bien

Proceso

El costo de operación (alimentación, gasto de personal y otros) es de alrededor de 8.000 dólares con la densidad que se tiene. No se consideran los gastos de inversión, (construcción de la piscina, compra de aireadores, etcétera).