El protagonista. Wojtek Blaszczyk, un joven polaco de 26 años que aterrizó hace una semana en Ecuador, aceptó el reto de EXPRESO.

Buscando a ciegas los sitios turisticos portenos

Son las 10:30. El cielo de Guayaquil luce plomizo. Wojtek Blaszczyk, un joven polaco de 26 años que aterrizó hace una semana en Ecuador, acepta el reto de EXPRESO: conducir un auto alquilado desde la ciudadela de Puerto Azul, en el kilómetro 10,5 de la

Son las 10:30. El cielo de Guayaquil luce plomizo. Wojtek Blaszczyk, un joven polaco de 26 años que aterrizó hace una semana en Ecuador, acepta el reto de EXPRESO: conducir un auto alquilado desde la ciudadela de Puerto Azul, en el kilómetro 10,5 de la vía a la costa, hasta el Malecón 2000, en el centro porteño. No puede usar GPS ni mapas. Debe guiarse por los letreros que encuentre en la carretera. El desafío coincide con la colocación de nuevos pórticos y señales de tránsito en 28 puntos de la urbe, que la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) está llevando a cabo por fases.

Para evitar descuidos, el carro circula despacio, a 50 kilómetros por hora. Tras pasar el desvío de Puerto Azul, un letrero recibe al visitante: “Bienvenido a Guayaquil. Río Guayas. Malecón del Salado. Cerro de Santa Ana”. Pero no hay ninguna flecha que marque el camino hacia cada uno de esos puntos emblemáticos.

Blaszczyk sabe que el Malecón 2000 queda en el centro, junto al río. Esa es su ventaja con respecto a otros visitantes no tan aplicados. De lo contrario, posiblemente pasaría por serios apuros para llegar al destino final del recorrido. Además, habla inglés, de modo que está familiarizado con un abecedario más sencillo que el de su país de origen, que cuenta con 32 letras en lugar de 26.

El auto deja atrás tres rótulos, que apuntan las salidas a la vía a Daule y la Perimetral, hasta que se topa con la intersección de las avenidas Rodríguez Bonín y del Bombero. Por pura casualidad, acierta al enfilar esta última.

Las primeras referencias útiles aparecen a la altura del Riocentro Los Ceibos. En apenas un kilómetro, otros tres letreros dan la opción de girar a la izquierda hacia la propia ciudadela, la Perimetral, la avenida Leopoldo Carrera Calvo y la José Rubira Ramos, o de continuar recto hacia la Carlos Julio Arosemena y el centro.

Pero doscientos metros más adelante, surge un nuevo dilema. Un rótulo de tres paneles permite virar a la izquierda, en dirección a la avenida 39 noroeste (Martha Bucaram), continuar por el carril central hacia la Carlos Julio Arosemena o salir a la derecha, hacia el túnel San Eduardo y la 47 suroeste. El joven parece tenerlo claro. Ante la duda, por el centro. Decisión correcta.

La estrategia se repite en la Carlos Julio Arosemena, donde recorre los pasos a desnivel sin dudar, tanto el situado entre las ciudadelas Miraflores y Paraíso como el que está emplazado junto a los edificios de Granasa, grupo editor de este Diario. Allí también existe una señal para avanzar hacia el centro.

Poco a poco, el tránsito se espesa como la crema agriada. Hasta que otra disyuntiva aflora en el puente de Bellavista, desde donde se puede acceder al suburbio si se gira a la derecha. Pero el vehículo mantiene su rumbo inicial. Y lo hace a tientas, como si fuera sin focos en plena noche.

Tampoco se vislumbra el letrero que, al inicio de la avenida 9 de Octubre, marcaba el rumbo a quienes deseaban arribar al Malecón 2000. Así que un transeúnte saca de dudas a los viajeros. “Sigan recto, luego a la izquierda, a la derecha, otra vez a la derecha y recto hasta el final”, aclara cortés.

Pero al aproximarse al cruce de la avenida Quito y la 9 de Octubre, el carro se pasa de largo en lugar de virar a la izquierda y debe dar media vuelta a la altura de la Corte Provincial del Guayas, enfrente del parque Centenario, para regresar a la avenida Quito.

Gracias a las recomendaciones del ciudadano, entra a la calle Primero de Mayo, después a la Lorenzo de Garaycoa y reaparece en la 9 de Octubre. Al fondo, como si fuera la meta de una competencia ciclista, se intuye el Hemiciclo de la Rotonda, que Blaszczyk conoce por fotos y webs.

Misión cumplida. Está claro que, en la actualidad, los foráneos de escasa paciencia deben documentarse antes de recorrer Guayaquil en auto. De lo contrario, corren el riesgo de desesperarse. Bueno, salvo que tengan un sentido de la orientación tan afinado como el de este joven polaco.

Una aventura entre Panamá y Brasil

Hace un mes, Wojtek Blaszczyk, joven polaco de 26 años, llegó a Latinoamérica. Ya ha visitado Panamá, Colombia y Ecuador. Y, en breve, recorrerá Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Normalmente se desplaza “haciendo dedo”.