Brasil real y sorprendente

Brasil no solo es el país más grande de Sudamérica. Hay otros aspectos que definen algunas de sus características. Tiene una historia social que asombra y causa admiración. Se da en la fama universal que exhibe al realizar anualmente el más gigantesco y famoso carnaval del mundo: el de Río de Janeiro. Este evento conjuga en esa celebración lo religioso y lo pagano, el baile, la música, el juego y el erotismo desenfrenado, donde las sensibilidades individuales y sociales suelen ir más allá de lo que la imaginación supone. Por esto se ha constituido en un acontecimiento de turismo planetario. En él se combinan, escenifican y exhiben al mundo entero la riqueza rítmica de la samba, las fabulosas coreografías y lo masivo del evento.

También en este país sobresale su fama en el más popular de los deportes: el fútbol. Brasil descuella, convoca y es reconocido como una nación que no solo tiene a Pelé, sino que produce y exporta jugadores de talento en esta disciplina deportiva e incluso en otras. El vóley y el básquet no se quedan atrás. Y ni qué decir de sus famosas y prestigiosas telenovelas que millones de televidentes del planeta siguen día a día.

Junto a esto también hay un importante y singular accionar en la economía. Por ejemplo, es el país de mayor desarrollo y progreso de Latinoamérica. Dejó atrás el subdesarrollo. Hoy es una de las 20 potencias del mundo y una de las más destacadas del bloque llamado Brics. Posee una mezcla curiosa de agroexportación modernizada en café y cacao, que conjuga con la mayor y más dinámica industrialización y aporte al PIB de Latinoamérica.

En los últimos años evidencia otras realidades, especialmente en la política. Ahí, el PT, síntesis de una socialdemocracia de masas, llevó a un dirigente obrero y a una exguerrillera a la Presidencia. Sin embargo, en el ejercicio de la acción política no solo no hay transparencia sino que se han dado hechos de soborno y apropiación ilícita de fondos públicos, como en el caso de Petrobras. Esto ha puesto al Brasil de la samba, el fútbol, la industrialización y de unos gobiernos que combatieron y redujeron la pobreza en un lugar paradójico: elevado desarrollo económico e industrial, redistribución de la riqueza con altos y vergonzosos niveles de corrupción, y deterioro ético del accionar de sus gobernantes, cuanto de su clase política.