Oportuno. El delantero Ely Esterilla festeja el primer gol de Barcelona, ayer, en el estadio Reales Tamarindos de Portoviejo. Estaba en el área chica cuando recibió un pase preciso de Pedro Velasco y solo tuvo que empujar el balón.

Barcelona gana y toca el cielo

Así también se gana. Barcelona mostró ayer su faceta más luchadora y se quedó con tres puntos que valen oro para definir la primera etapa del campeonato.

Así también se gana. Barcelona mostró ayer su faceta más luchadora y se quedó con tres puntos que valen oro para definir la primera etapa del campeonato.

El cuadro guayaquileño tiene en bandeja de oro el clasificar a la final del torneo local y asegurar un lugar en la Copa Libertadores de 2017.

Guillermo Almada estaba consciente de que la cancha del Reales Tamarindos no se iba a prestar para el juego de toque que practica su equipo en el estadio Monumental. Por ello, la disposición fue primero cortar el juego del rival y después tratar de llegar con pocos pases hacia el área rival.

Al principio le costó. El equipo tuvo muchos problemas para asentarse en la cancha. Delfín, por su parte, lo aprovechó para quedarse con el balón y generar las ocasiones más claras de gol.

Máximo Banguera se convirtió en la principal figura del equipo porque sacó tres remates difíciles desde fuera del área. Mientras, la única de los toreros en la etapa inicial fue un cabezazo de Jhonatan Álvez que salió apenas desviado.

El inicio del segundo tiempo fue igual de problemático para Barcelona. Inclusive, Delfín envió el balón a las redes, pero la jugada se anuló por fuera de lugar de Maximiliano Barreiro.

El principal mérito del conjunto canario, hasta ese momento, fue no desesperarse, a pesar de verse superado. Mantuvo el orden en las líneas y esperó el momento oportuno para atacar. Ese llegó a los 58 minutos, cuando Damián Díaz metió un pase a profundidad para Pedro Velasco y él, con mucha visión, puso el balón dentro del área para que Ely Esterilla lo empuje.

Este gol cambió todo el juego. Delfín perdió el orden en todas las líneas y los canarios, mucho más tranquilos, empezaron a controlar el balón, tuvieron más claridad y empezó la fiesta torera.

Primero fue el poste de Velasco y después el gol de Ordóñez para liquidar el partido.

Los últimos minutos fueron para el carnaval. En las gradas los hinchas se dedicaron a aplaudir todas las jugadas. Por ello, los futbolistas devolvieron el gesto tras el pitazo final.

Así también se gana. Barcelona mostró ayer su faceta más luchadora y se quedó con tres puntos que valen oro para definir la primera etapa del campeonato.

Gracias a su gol diferencia (+29) al cuadro guayaquileño le alcanzará con empatar de local, ante El Nacional, para clasificar a la final del torneo local y asegurar un lugar en la Copa Libertadores de 2017.

Aunque, el miércoles podría quedarse con la etapa si Emelec no gana en el juego diferido contra River Ecuador.

Guillermo Almada estaba consciente de que la cancha del Reales Tamarindos no se prestaba para el juego de toque que practica su equipo en el Monumental. Por ello, la disposición fue primero cortar el juego rival y después tratar de llegar al ataque con pocos pases.

Al principio le costó. El equipo tuvo muchos problemas para asentarse en la cancha. Delfín, por su parte, lo aprovechó para quedarse con el balón y generar las ocasiones más claras de gol.

Máximo Banguera se convirtió en la figura porque sacó tres remates difíciles desde fuera del área. Mientras, la única de los toreros en la etapa inicial fue un cabezazo de Jonathan Álvez que salió desviado.

El inicio del segundo tiempo fue igual de problemático para Barcelona. Inclusive, Delfín envió el balón a las redes, pero la jugada se anuló por fuera de lugar de Maximiliano Barreiro.

El principal mérito del conjunto canario, hasta ese momento, fue no desesperarse. Mantuvo el orden y esperó el momento para atacar. Ese llegó a los 58 minutos, cuando Damián Díaz metió un pase a Pedro Velasco. Él, con visión, puso el balón dentro del área para que Ely Esterilla lo empuje.

Este gol cambió todo el juego. Delfín perdió el orden y los canarios, mucho más tranquilos, empezaron a controlar el balón, tuvieron más claridad y empezó la fiesta torera.

Primero fue el poste de Velasco y después el gol de Ordóñez para liquidar el partido.

Los últimos minutos fueron para el carnaval. En las gradas los hinchas se dedicaron a aplaudir todas las jugadas. Por ello, los futbolistas devolvieron el gesto tras el pitazo final.