El Banco Central en la dolarizacion
Las funciones de la banca central en una economía con moneda propia incluyen las de emitir la moneda; ejercer la propiedad y administración de la reserva monetaria internacional; y constituir la base monetaria. En dolarización no existe la función de emisión, la reserva monetaria es de terceros, y el crédito lo otorga el resto del sector financiero.
La dolarización no requiere, pues, de la presencia de un banco central. Panamá, economía que está dolarizada desde su incepción, no tiene banco central de emisión y muestra, consistentemente las más altas tasas de crecimiento de la región, con estabilidad de precios, pleno empleo, y super abundancia de crédito.
En Ecuador la dolarización corre una suerte diferente. El gobierno, agobiado por el desmadre fiscal, ha rebasado con creces la capacidad de recaudación tributaria y los ingresos del petróleo, y vive hoy del crédito externo e interno (del Banco Central). Se origina así un modelo sui géneris de banca central que busca, desesperadamente, recuperar su función de emisión mediante la imposición del dinero electrónico. Abona a ello la iniciativa del ministro de finanzas quien confundiendo conceptos propone cobrar un impuesto a la tenencia de dinero en efectivo, que es el medio de pago preferido por los ecuatorianos. El funcionario argumenta, sin fundamento alguno, que el Banco Central suple, en dolarización, el rol de cualquier banco de depósitos, para así justificar el mal uso de los recursos de los depositantes del BCE, y así financiar el gasto corriente, que continúa fuera de control.
La consecuencia de todo este aventurismo monetario es que la cobertura de la reserva monetaria es totalmente deficiente para atender las obligaciones exigibles. Para “sanar” el entuerto, el gobierno no halla mejor remedio que, en violación de todo principio de manejo apto de la economía, entregarle al Central como dación en pago las acciones de las empresas del sector público financiero, proponiendo hoy abarcar además aquellas que calificaren del sector no-financiero.
Es así como el Banco Central, termina siendo el receptor de la basura empresarial generada por el gobierno; otro legado de la Revolución Ciudadana.