Situación. Tomás Arellano, afiliado que ha aportado al IESS por 34 años, lleva más de un año en un trámite.
Situación. Tomás Arellano, afiliado que ha aportado al IESS por 34 años, lleva más de un año en un trámite.Alex Lima

Más de un año de trámites y aún no le curan una luxación

Desde el 28 de julio de 2021, al afiliado Tomás Arellano se le ha ido el tiempo en citas fallidas, derivaciones, exámenes y operaciones pospuestas en el IESS

Dice que si su dolencia fuera más grave, con toda esta espera ya se habría muerto. Tomás Arellano Izaguirre, afiliado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), de 52 años de edad y 34 de aportaciones, ha pasado el último de ellos tratando de que esa entidad le brinde el servicio médico al que tiene derecho y le cure una luxación en un hombro.

Desde hace varios años sufre de este problema, que no le causa un dolor permanente pero lo limita en sus actividades cotidianas, por el riesgo latente de que un movimiento fuerte o un sobreesfuerzo provoque que se le vuelva a ‘salir’ o ‘caer’ el brazo del hombro derecho, como le ha ocurrido ya en cinco ocasiones.

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Por eso, el año pasado decidió acudir al IESS y fue al ‘hospital del día’ Efrén Jurado López, en el sur de la ciudad. El médico general que lo atendió, el 28 de julio, estimó que debía tratarlo un especialista y lo derivó de manera interna.

Tuvo una primera cita fallida un mes después y le dieron otra para el 29 de septiembre. Allí el traumatólogo le diagnosticó fractura de ‘hill sach’, que se suele relacionar con un desplazamiento del hombro. “Pero me dijo que el equipo para artroscopia estaba dañado. Me dio una orden para unos rayos X y una resonancia y me derivó al Teodoro Maldonado Carbo”, recuerda.

Se realizó los exámenes en las semanas siguientes y esperó la cita: 2 de enero de 2022. “Fue el primer día hábil del año. Fui temprano por precaución, pero me dijeron que el doctor estaba con permiso o de vacaciones”. Lo derivaron con otro para el 1 de marzo.

Según el testimonio, ese día el médico le indicó que lo que le habían diagnosticado no era de su especialidad. Por lo que otra vez lo derivó con el doctor asignado inicialmente.

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La cita fue en mayo y al fin lo vio el especialista en hombros y rodillas, quien confirmó el diagnóstico y le indicó que era necesario operarlo. Le envió otros exámenes para prepararlo para la cirugía y le fijaron la fecha: 7 de junio.

“Ese día vine con todo: la resonancia, el electrocardiograma... Pero me dijeron que no podían operarme porque faltaban insumos médicos, como cánulas y otros para saturación”. Lo reagendaron para el 29 de agosto, casi dos meses después, pero la falta de esos insumos seguía.

Aunque Arellano sustenta todo su relato con documentos, este Diario pidió una versión al hospital, que ofreció revisar el caso para responder.

Arellano se enteró de que en el Efrén Jurado ya habían reparado el equipo y pidió que lo volvieran a derivar. En el Teodoro Maldonado accedieron y le entregaron una referencia firmada en una hoja. Pero en el ‘hospital del día’ le indicaron que ese trámite se hace mediante un formulario electrónico que debe emitir el otro hospital. Así lo reconocieron después en el Teodoro Maldonado y le dieron otra fecha, 9 de septiembre, esta vez para que acuda a retirar el formulario. De allí que Arellano dice que si su problema fuera más grave, ya se habría muerto.

  • UNA OPCIÓN INCOMPLETA 

Los afiliados al Seguro Social tienen la opción de ser derivados a una clínica privada que opere como prestador externo. Tomás Arellano ha contemplado esa posibilidad, pero en el IESS, según afirma, le han advertido que con ese sistema tendría opción solo a una consulta médica después de la operación. Mientras que si se opera en la entidad, aparte de las citas de control recibe las terapias de rehabilitación. Algo por lo que no piensa pagar, porque ya aportó para ello.