Alternativas de accion

La Economía nos enseña a pensar en términos de alternativas, alertándonos sobre las consecuencias de nuestras decisiones. Este principio es válido como guía para las decisiones gubernamentales, más aún cuando hay criterios contrapuestos respecto de las alternativas de desinversión aplicables en las empresas públicas (EP).

Las EP constituyen, en su mayoría, taras fiscales cuyos déficit operativos totales superan los $3.000 millones en el último quinquenio, no obstante incluir a Petroecuador, CNEL y CNT, organizaciones que, fuere por su posición dominante o monopólica, mantienen excedentes contables. Las entidades del Estado no observan normas de mejores prácticas en los temas referentes a su estructura, productos, manejo, finanzas, contabilidad y planificación estratégica. No son capaces de ofrecer la mayor variedad, mejor calidad y los precios más competitivos a los consumidores.

Un programa de desinversiones debe ser dirigido por gente experimentada cuyas hojas de vida muestren resultados positivos en tales procesos. Es necesario definir el concepto de desinversión, fuere como venta parcial o total de las acciones representativas. Si la venta es parcial, habrá que identificar cuál es exactamente la forma de asociación que ofrece el Estado. Las EP deben ser evaluadas como negocios en marcha y no por sus valores en libros. Se debe entender que las restricciones a las utilidades (si, por ejemplo, el Estado quiere captar para sí un porcentaje de las ganancias) bajará el valor de las acciones o concesiones ofertadas. Adicionalmente, hay que aceptar que cualquier limitación temporal de explotación condiciona la calidad de los oferentes pues la ausencia de titularidad hace de estos simples administradores temporales. Se afectará, por todo lo argumentado, el potencial crecimiento de las corporaciones pues las ganancias son el mayor recurso de crecimiento en el tiempo. Las soluciones deben asimilar la experiencia de aquellas empresas públicas que hicieron transiciones felices hacia la órbita privada. Se debe, finalmente, asegurar que los mercados sean potencialmente competitivos, sustentables y rentables, llevando a cabo los traspasos de acciones debidamente valorizadas, las mismas que serán ofertadas a través de las bolsas de valores (incluyendo de fuera del país).

Ser prisioneros de nuestras decisiones nos obliga a escoger las mejores opciones posibles.