Voto por el cambio

Dejar al país un legado honorable es librar a los ciudadanos de sus males. Todos ofrecen un cambio en campaña, pero el futuro será igual si siguen los mismos mañosos en sus puestos

Qué bonitas son las campañas electorales. Todos los candidatos son ideales presidenciables. Todos tienen unos planes de gobierno pensados y preparados sin fisuras que van a generar dos cosas: sacar partido de lo bueno y cambiar todo lo malo. Qué ingenuos los votantes que siguen votando por el cambio. Nada cambia -para bien, al menos- si se hace lo mismo. Ecuador no va a despegar nunca si los mismos mañosos siguen en los mismos cargos.

Las ciudades no van a poder jamás dar transporte público útil, decente y seguro si siguen secuestradas por los dueños de cooperativas. Los vecinos de los barrios no van a poder respirar aire sin fetidez si los municipios no denuncian a los que procesan el agua por mal servicio. Las empresas y los trabajadores no van a poder nacer y crear riqueza compitiendo con un Estado elefantiásico con mandos medios y no tan medios que siguen repartiendo y pidiendo favores. El cambio empieza por mover las fichas que siguen lastrando, como en los 14 años anteriores, cualquier atisbo de progreso.