Editoriales

Vacunar para lograr la reactivación real

La libertad de no hacerlo violenta el derecho de otros a estar sanos e incumple con los deberes obligatorios que tenemos para con la salud

Sin vacunación no hay reactivación. Hacerlo, cubriendo el mayor porcentaje posible de la población, es una obligación mundial que, lamentablemente, no se cumple en todas partes, evidenciando la gran inequidad que aún aflige a un alto porcentaje de los habitantes del planeta. Hay países que se han vacunado casi totalmente y van a entrar a la cuarta dosis de refuerzo mientras que otros, en razón de su crónica pobreza, no han cubierto ni el 20 % de su desprotegida demografía.

El problema a enfrentar es que los no vacunados son el medio adecuado para que se produzcan variantes del virus que produce la COVID-19, muchos de ellos asintomáticos y por tanto más peligrosos como fuente de infección con variantes más letales o más contagiosas.

Así las cosas, habría que insistir en un esfuerzo solidario mundial que les permita a todos, alcanzar el beneficio de una vacunación que, si bien no impide contraer la enfermedad, sí atenúa sus síntomas, de modo que es evidente que contribuye a una baja mortalidad entre los contagiados.

Mientras tanto, y tratándose de una enfermedad contagiosa, es irresponsable no vacunarse en países donde el gobierno lo ha posibilitado. La libertad de no hacerlo violenta el derecho de otros a estar sanos e incumple con los deberes obligatorios que tenemos para con la salud.