De tumbo en tumbo
La ausencia de explicaciones y argumentos ha abrazado decisiones del Gobierno o maniobras titubeantes, como resucitar un ministerio de Interior pero sin darle recursos, o proponer nombres para superintendente sin conocer sus avales’.
Cuando no hay nadie que explique el porqué de las decisiones o tropiezos del Gobierno, lo que se impone es la narrativa de los hechos. Y Ecuador lleva un año largo con un errático relato sobre la gestión gubernamental. De tumbo en tumbo. La respuesta a cada pico de violencia es lanzar un estado de excepción que -sin entrar a cuestionar su oportunidad e idoneidad- es claramente una medida insuficiente en tanto que se aplica de forma inconexa a otras estrategias y discontinuada en el tiempo. Hoy hay un ataque, mañana hay excepción y dentro de 15 días, cuando la atención esté en otra cosa, se acaba la excepción, pero no el problema que la motivó. Sin lógica que pueda ser traducida a la población, no es una decisión aislada en términos de incomprensión.
La ausencia de argumentos ha abrazado también a la propuesta de un nombre en una terna para superintendente sin los avales suficientes o sin conocerlos. O al nombramiento de un ministro que promete no subir los impuestos y del que se presume, por el precedente tributario, que no estaría muy preocupado de pagarlos. O a la escisión del Ministerio de Gobierno y del de Interior sin dar herramientas, recursos y autonomía para que puedan cumplir sus roles. Explicaciones faltan, sobran justificaciones.