Seguridad aeroportuaria
Las probabilidades de que ocurran accidentes aéreos están dadas por el estado de la pista, de los radares.
Las falencias y carencias del aeropuerto de Guayaquil y la seguridad aeronáutica no son algo desconocido ni reciente, pero nada han hecho los responsables locales para enmendarlas, como si de ello no dependieran el turismo y el desarrollo citadino. Ni por la final de la Copa Libertadores, que traerá a miles de extranjeros a la ciudad, se han hecho gestiones para atender de forma idónea las necesidades de los viajeros y de las aerolíneas, que también deben hacer su ‘mea culpa’, pues no todas tienen aviones nuevos o modernos para cubrir sus rutas e itinerarios. Si en circunstancias habituales la ciudad está expuesta a que ocurra la caída de aeronaves, el riesgo crece con el incremento esperado de las operaciones aéreas por el evento deportivo del último sábado de octubre. Las probabilidades de que ocurran este tipo de accidentes están dadas por el estado de la pista, de los radares y de la torre de control, así como por las nuevas construcciones que aumentan la densidad poblacional del norte.
La atención de las necesidades aeroportuarias no puede estar supeditada a que se dé la construcción de una nueva terminal, de la que no sabe ni dónde están los recursos, ni si contará con una vía de acceso apropiada, porque la que existe no soporta más flujo vehicular. Los problemas deben resolverse ahora.