Sin patente para aterrorizar
En estos tiempos de inseguridad y de amenazas, las protestas sociales puede ser perfectas para el camuflaje de los vandálicos
Las movilizaciones que anuncian los dirigentes campesinos solo obtendrán como resultado el cierre de carreteras y la merma de la producción y el comercio a escala nacional, que impactará negativamente en las finanzas públicas y privadas.
Los afectados no solo serán los propios campesinos, que no podrán sacar sus productos a los mercados, sino también los niños, que dejarán de recibir educación; los enfermos, que no podrán acudir a sus citas médicas; los empleados públicos y privados, que tendrán problemas para transportarse.
No solo son los destrozos como los que ha sufrido Quito y otras ciudades, sino la afectación de la imagen del país en el exterior. La inversión extranjera piensa dos y hasta tres veces para depositar su dinero en un país que se agita cada vez que la dirigencia social e indígena calienta las calles. Y más cuando la impunidad de estos actos campea.
Ninguno de los altos dirigentes indígenas y sociales ha sido sancionado por los actos vandálicos y los perjuicios a los ciudadanos, que suman millones en pérdidas. La falta de acción de la Fiscalía le ha hecho creer a la dirigencia que tiene patente para sembrar el terror. El Ministerio Público tiene que actuar oportunamente; y los ciudadanos, reaccionar, exigir, reclamar, porque las cuentas las paga el país.