Investigación selectiva

Al brazo persecutor del Estado se le olvida que los tiempos de la persecución interesada y la justicia a dedo terminaron. Abanderar la lucha contra la corrupción dista mucho de entrar a las bravas a un medio que se ha mostrado abierto y colaborador

Si al edificio que alberga la iniciativa investigadora llegaran los periódicos o los noticieros y sus funcionarios le prestaran atención, no darían abasto para abrir expedientes. Pero eso no ocurre. O al menos no es lo que dicen los hechos. Las indagaciones en Ecuador bajo la autoridad fiscal actual se vienen manejando con un criterio a todas luces caprichoso. Asuntos urgentes, demoran. Asuntos intrincados y minuciosos, vuelan. Sospechosos escurridizos se escapan. Señalados colaborativos son acechados.

No tiene ningún sentido, por citar la última maniobra, que un medio de televisión que funciona, tiene contabilidad abierta y está presto a mostrar sus documentos sea allanado por la fuerza. ¿Acaso se han negado a colaborar? No es baladí que el brazo persecutor del Estado se olvide que los tiempos de la persecución interesada se extinguieron hace cinco años en las urnas cuando el país salió del régimen de la justicia a dedo.

Abanderar la lucha contra la corrupción dista mucho de lo que se ve y se anuncia públicamente, con unos asuntos de perjuicios millonarios y actitudes sospechosas -como los bursátiles u hospitalarios- que se mueven exclusivamente a punta de colaboraciones penales internacionales y otros, como los del canal de televisión, en donde entran a las bravas.