Editoriales

No más improvisación

Guayaquil necesita recuperar su casco comercial para generar más riqueza y menos inseguridad. El aporte ciudadano es indispensable, así como la planificación por parte de las autoridades’.

La recuperación del centro de Guayaquil no puede hacerse con obras aisladas, esporádicas y retrasos, como si no se tuviese un plan integral con su respectivo financiamiento. Así no se impulsan el desarrollo y el turismo, vitales para el bienestar de los habitantes de la capital económica del país.

La falta de visión y de planificación es lo que provoca que proyectos como la obra del Bicentenario, en la avenida Olmedo, tarde tanto tiempo en construirse. La afectación vehicular y peatonal por la injustificada paralización debe cesar en este sector y en otros, como en la calle Panamá, donde un parque infantil contrasta con la realidad de los negocios cercanos, entre los que hay bares y discotecas de la zona rosa que intentan sobrevivir tras la afectación por la pandemia y la inseguridad.

La transformación de calle llena de negocios a una plagada de soledad durante los fines de semana muestra la decadencia de un centro que muere cada día al atardecer. Incluso sus propios habitantes, cada vez más escasos, contribuyen al desorden al sacar la basura a cualquier hora.

Guayaquil necesita recuperar el esplendor de su casco comercial para generar riqueza. Las obras deben ejecutarse con prontitud y planificadamente.