Editorial: En doble penumbra

Pedir que el presidente entrante dé una respuesta a un problema como la crisis energética no es capricho

Los ecuatorianos vivimos una doble penumbra en estos días. Una por los apagones programados por el Gobierno debido al estiaje (salvo estos días por el feriado) y la otra por la falta de claridad por parte de la administración entrante, que no da luz sobre cómo solventará un problema que, si bien no está en este momento en sus manos, en pocos días lo estará. Es poco comprensible ese silencio, tomando en cuenta que el tema energético fue la bandera del entonces candidato y ahora presidente electo en el primer debate en la carrera a Carondelet.

Fue solvente en sus respuestas, pero al actuar no evidencia esa solvencia que debería estar demostrando ahora casi en el ejercicio pleno de sus responsabilidades. Si bien aún no puede tomar decisiones, tiene una voz que se la dio el pueblo en las urnas, tiene una opinión que puede imponerse con la fuerza de los argumentos, puede sugerir y dejar constancia de que así lo hizo, pero nada... ni eso.

Pedir que el presidente entrante dé una respuesta a un problema como la crisis energética no es capricho. Simplemente, lo que no se comunica, no existe. Y el silencio denota lejanía, falta de empatía frente a un problema real que afecta ahora a los ecuatorianos. Es el momento de hablar y de actuar. No hay tiempo que perder.