Editoriales

Acusar y parecer

Si hay que priorizar, que se priorice. Pero no es dable que además de ser acusación, haya un porcentaje de la atención fiscal dedicado a parecer acusación. 

Cada vez es más evidente que la autoridad fiscal, encargada de depurar la corrupción y enviar un mensaje contra la impunidad al resignado pueblo de Ecuador, no está concentrada en ese cometido en exclusiva. Además de acusar, la institución tiene un ojo puesto en lo que se opina, se dice y en cómo se evalúa su actuación.

Arriesgado es para una entidad con tal responsabilidad estar pendiente de la opinión pública, pues casos como el de la presunta trama de Sobornos requieren minuciosidad y atención completa. Si no fuera así, la ciudadanía no entendería que haya otros procesos relevantes contra el mal manejo de recursos públicos -o sea, del dinero que todos pagan en impuestos- que estén relativamente aparcados. Si hay que priorizar, que se priorice. Pero no es dable que además de ser acusación, haya un porcentaje de la atención fiscal dedicado a parecer acusación. 

Cierto es que el caso Sobornos es un examen para el sistema judicial y fiscal del país, pero la única forma de pasarlo no es acercarse a los medios con vocación de influencia, sino hacer bien el trabajo asignado y obtener una sanción ejemplarizante para quienes gobernaron al país y abusaron de esa posición en su propio beneficio.