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La tentación populista

Avatar del Willington Paredes

"Mientras los candidatos sigan al populismo, el país seguirá por el despeñadero que dejó el correato y su pandilla saqueadora, que hoy quiere retornar con uno de ellos"

El populismo, como ideología, política y acción nació en Rusia entre 1870-1895. Salió al mundo con variantes: izquierda, derecha, nacionalistas, fascistas, etc. Llegó a Latinoamérica y el país entre 1930-1950. Hoy incide en toda labor política, partidista y electoral, parlamentaria, discursiva y promocional. Se recrea y maquilla en elecciones. Casi todos los candidatos se ven convocados y tentados por su encantamiento falsío. Pocos lo desechan, guardan distancia y usan esa política y discurso porque quieren ganar elecciones a cualquier precio. Y si para lograrlo deben mentir y prometer lo imposible, lo hacen.

Desde 1960 sociólogos, politólogos, antropólogos, historiadores estudian, analizan y cuestionan fondo y forma del populismo. Pocos se atreven a investigar y conocer, con objetividad, la lógica, discursividad (juego ideológico) y su ética perversa. Por eso la mayoría de estudios se quedan en la superficie, sin conocer el conjunto de hechos, fenómenos y procesos que su uso y abuso generan. Quienes lo hacen señalan que no está ni se expresa solo en lo ideológico-político, sino también en lo psicosocial, cultural, discursivo y comunicacional. Comprende múltiples aspectos: antropológicos, socioeconómicos, psicoculturales, ideológicos, simbólicos, etc. Produce extravíos. En las campañas electorales resurge y crece una ferviente y devota cultura y ansiedad-deseo hacia el populismo (como sinónimo de discurso, programa y propuestas demagógicas) que se originan en el “deseo-placer de ganar”, prometiendo cualquier cosa, así sea imposible de cumplir. También en la necesidad de un mesías.

Desde ayer es célula cancerosa y virus mortal de partidos políticos, de instituciones y de la democracia. Su origen y destino se resumen en engaño-mentira, nacionalismo y antimercado dogmático, uso malévolo del Estado y saqueo-destrucción de fondos públicos. Hace años el país conoce sus variantes: Bucaram, Correa, etc. Lo vivió como tragedia y desastre en la última década, por corrupción generalizada y saqueo cínico del correato, que todos saben qué produjo y dejó.

Mientras los candidatos sigan al populismo, el país seguirá por el despeñadero que dejó el correato y su pandilla saqueadora, que hoy quiere retornar con uno de ellos.