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¿Después del triunfo, qué?

Avatar del Roberto Passailaigue

La ciudadanía debe estar atenta y vigilante a este grito de guerra, que antes de la posesión, ya lo pregona la oposición sediciosa.

El lunes 12 de abril, Ecuador amaneció con un aire de tranquilidad y alegría. La tendencia democrática de libertad, progreso y respeto había triunfado. Quien ganó fue realmente nuestro país, al no haber elegido un gobierno del socialismo del siglo XXI, como en Venezuela. Pero ahí no acaba la cosa. Guillermo Lasso no tiene la varita mágica para solucionar todos los graves problemas económicos y sociales, de salud y educación, de seguridad y de gobernabilidad, que afectan a nuestro país hace 16 años.

¿Después del triunfo, qué? Ahora hay que poner orden en casa. Generar un gran acuerdo nacional para lograr gobernabilidad y la reforma de la Constitución de Correa, de la misma manera que las reformas a leyes que permiten vulnerar derechos y libertades ciudadanas, favoreciendo un sistema amañado. Considerando que la tendencia de Correa-Arauz con sus partidos prestados o alquilados han logrado un grupo considerable de asambleístas, que ya prometen boicotear todo a cuenta de declararse “veedores” del cumplimiento de las ofertas de campaña, se requiere que los independientes, partidos y movimientos pequeños, así como Pachakutik y ID, junto a la ciudadanía, se mantengan unidos para vencer toda sombra del mal. Los dirigentes políticos y grupos étnicos deben dejar de lado su particular cosmovisión e intereses grupales o individuales por el bienestar común de los ecuatorianos. Todos debemos contribuir para un nuevo país.

Luego que su contendor y el mentor aceptaron la derrota y el triunfo de Lasso, se acalló la orquesta, retiraron la tarima para el baile y enmudecieron los micrófonos. Ni siquiera pagaron a las personas contratadas para que hagan campaña y voten por el ungido, los que ahora reclaman frente a la central política que permanece cerrada. Hoy dicen que una pérdida no es derrota. “Esto no ha terminado, por el contrario, recién empieza…”. Más claro no canta un gallo prófugo, y guerra avisada, no mata gente. La ciudadanía debe estar atenta y vigilante a este grito de guerra, que antes de la posesión, ya lo pregona la oposición sediciosa.