El subdesarrollo en los detalles

Avatar del Roberto Aguilar

O sea que el mantenimiento preventivo se fue al carajo. Pero dicen ‘cloud’, deben saber lo que están haciendo.

El comunicado de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) decía: “la atención en todas las agencias a nivel nacional y los servicios en línea quedan suspendidos, a partir de las 14:00 del día jueves 24 de septiembre hasta las 23:59 del domingo 27 de septiembre, debido a que se realizará un mantenimiento preventivo del sistema Axis 4.0”. Stop. Mantenimiento preventivo: eufemismo tecnológico para encubrir quién sabe qué catástrofe. Palabras que se despachan con completa normalidad, se reciben como cosa de rutina y pintan de cuerpo entero el retrato de nuestro subdesarrollo.

Porque vamos a ver: ¿qué cosa puede haber más normal, más rutinaria, más fuera de toda sospecha que un mantenimiento preventivo? ¡Ocurre en todo el mundo! Cualquier empresa pública o privada proveedora de servicios, aquí y en China, se ve obligada a agendar mantenimientos preventivos cada cierto tiempo, ¿no? El aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson, de Atlanta, por ejemplo, con sus poco más de mil vuelos diarios a 225 destinos del planeta y sus 110 millones de pasajeros al año: opera normalmente todos los días hasta que un buen jueves desconecta todo y pa’vernos. Mantenimiento preventivo hasta el domingo: el Axis 4.0 ya no sopla. O la Deutsche Bahn, por poner otro caso, la empresa ferroviaria de Alemania con sus más de 200 mil empleados. ¿Por qué los trenes de Alemania no han de pararlo todo durante cuatro días con el fin de hacer su rutinario mantenimiento preventivo? ¡Con cuánta más razón la Agencia Nacional de Tránsito, cuyo volumen de usuarios es infinitamente mayor y cuyo tipo de servicios mucho, pero mucho más complejo! Cuatro días es poco para que estos sacrificados genios reseteen sus computadores. Hay que serles gratos.

Eso, ni más ni menos, es el subdesarrollo: la insufrible parsimonia con la que un tecnócrata básicamente incapaz, poniendo cara de jugador de póker (ejercicio que la mascarilla facilita enormemente), se para frente a los micrófonos y nos informa que aquel servicio público por el que pagamos impuestos estará suspendido durante X días por mantenimiento preventivo de su sistema informático. O lo que fuese. Y la naturalidad con la que escuchamos, resignados, la noticia, suponiendo que así mismo ha de ser, que es normal, que a los sistemas informáticos hay que darles mantenimiento preventivo y eso toma cuatro días, en la ANT, en el aeropuerto Hartsfield-Jackson y en la Deutsche Bahn. Esa conformidad borreguil es el subdesarrollo.

Entonces llegan las 23:59 del domingo 27 y nada. Y llega el lunes 28 y nada. Y el martes 29, otro comunicado: los servicios continuarán suspendidos (ya no se dice hasta cuándo) porque “se produjo un error en el sistema debido a la migración de toda la información de nuestra entidad al ‘cloud’ de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones, en afán de mejorar los inconvenientes tecnológicos y evitar a largo plazo las intermitencias del sistema”. Stop. O sea que el mantenimiento preventivo se fue al carajo. Pero dicen ‘cloud’, deben saber lo que están haciendo. Y expresan su buena voluntad de mejorar los inconvenientes a largo plazo, hay que serles gratos. Y sí: los inconvenientes son cada vez mejores, de eso no hay duda. El incapaz a cargo, que nunca dará la cara, seguirá ascendiendo en el escalafón de los organismos públicos y nosotros seguiremos convencidos de que así mismo es, que los mantenimientos preventivos producen errores durante la migración al ‘cloud’, no puede haber nada más rutinario. ¿No tenemos lo que nos merecemos?