Columnas

Querido Monseñor

"Mi gratitud para quienes arriesgando sus vidas llegaron casa por casa para poner un pan en la mesa de quien lo necesitaba".

Han transcurrido 11 semanas desde aquella reunión en su oficina cuando tuvo la generosidad de acoger la idea de emprender una cruzada de asistencia alimentaria humanitaria, en la forma en la que en aquel instante la pensamos. Su liderazgo nos permitió servir en los duros momentos a quien lo necesitó.

En este tiempo, en los momentos más difíciles, se llegó a poner un pan en la mesa de casi 250.000 personas diariamente, lo cual no me explico de otra manera que considerarlo el fruto del conjunto de voluntades de un equipo de personas inspiradas en un propósito superior. Aprovecho entonces estas letras también para agradecer a todos quienes arriesgaron y arriesgan aún sus vidas en la primera línea logística de la Iniciativa. A los sacerdotes y a la estructura de la Iglesia católica que dedicó su esfuerzo al entregarse por completo. A los grupos evangélicos con quienes nos estrechamos en un solo esfuerzo. A los gobiernos locales y provinciales con quienes trabajamos juntos, sin que exista un solo acto de proselitismo político. Al Municipio de Guayaquil, quien entregó su enorme contingente de voluntad, logística y recursos humanos. A los voluntarios, no solo en Guayaquil, sino en muchos cantones y provincias, empujando cada día la Iniciativa. Al Comité Especial de Emergencia de Guayaquil. A los miles de donantes; personas naturales, empresas y otras organizaciones privadas, sin cuya generosidad habría sido imposible servir la mesa de los más vulnerables. Al Gobierno Nacional por ayudarnos con la logística y la seguridad.

Poner el nombre de una persona sería una injusticia con muchos que por su número no cabrían en esta página, pero cada una de esas personas está en los ojos de Jesús.

En esta oportunidad, cuando las circunstancias de apertura progresiva de actividades así lo permiten, quiero expresarle mi agradecimiento por la confianza depositada, y proceder a entregar la posta a quienes de manera permanente ejercen la actividad dentro del Banco de Alimentos Diakonía, como columna vertebral de lo que ha sido “Unidos Alimentamos Más”.

Gracias Monseñor, un abrazo, Paul.