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Pasillos vacíos

Avatar del Mariasol Pons

Mientras lo escribo, cuestiono lo oportuno del tema para esta columna, pero la pausa es necesaria y vuelvo al aula infantil

La introversión es definida por la RAE como: “Condición de la persona que se distingue por su inclinación hacia el mundo interior, por la dificultad para las relaciones sociales y por su carácter reservado. La introversión y la extroversión -matizados- marcan el relacionamiento y tras prolongados meses de desconexión, el regreso me aboca a evaluarlo.

Los estereotipos actuales marcan una tendencia al maquillaje de las cosas y nuestra interconectividad solo potencia el efecto que esto puede tener para ahuyentar a un introvertido. Es interesante evaluar que hay youtubers que son tremendamente solitarios e introvertidos y que el efecto de la cámara frente a la que graban les da la sensación de estar hablando consigo mismos y por eso la apertura. Pero ese caso en particular es la minoría. La creación de una imagen propia que responde más a quién se quiere ser, en lugar de quién realmente se es, alimenta mitos, crea falsos ídolos y aleja al usuario de su propia identidad. Los introvertidos tienden a escucharse más a sí mismos, a evaluar las cosas con profundidad, a relacionarse con menos gente, a evitar espacios multitudinarios, por ende comunican de otra forma. Este tipo de persona probablemente estuvo a gusto al inicio de las restricciones, pero en el proceso se habrá acostumbrado demasiado a su propia soledad o reducción de interacción, según como se lo quiera ver y esto puede ser un desafío importante en el supuesto retorno a la normalidad. En el ámbito escolar y en general en la vida, los extrovertidos se llevan las glorias y el brillo. En una clase es difícil callar a un niño extrovertido y en la oficina, peor. Pero no siempre quien más bulla hace lleva la razón. Al momento de volver al colegio y al lugar de trabajo, en el actual retorno progresivo y voluntario, traigo este tema a colación quizá para tener en cuenta que no necesariamente ese estilo de liderazgo será la clave para las soluciones o tan solo por empatía. Es prudente escuchar a quien habla poco porque está recopilando la información que los demás entregan. En el mundo de los negocios existen dos grandes introvertidos: Bill Gates y Warren Buffet.

Pienso en los niños que han estado bastante desconectados durante este tiempo y los desafíos que encontrarán en la reactivación. La vida se aceleró en el ámbito digital y se pausó en el físico (aplicando las generalidades). Hay una estadística que dice que el mundo aceleró digitalmente 10 años en 8 semanas durante abril de 2020. Desconozco la métrica de esta aseveración, pero podemos comprobar que hoy hacemos casi todo en línea y que el mundo va hacia allá en términos de desarrollo de negocios. En este contexto, ¿qué rol tienen los introvertidos? ¿Serán las reuniones por Zoom infinitamente más fáciles o aumentarán esa forma lejana de conectar? ¿Cambiará la predominancia del liderazgo de los extrovertidos?

Mientras lo escribo, cuestiono lo oportuno del tema para esta columna, pero la pausa es necesaria y vuelvo al aula infantil. ¿Qué estamos enseñando a los niños y adolescentes acerca del autoconocimiento y la adaptación al cambio? ¿Qué dice nuestra conducta al respecto? Dentro de poco, como sociedad, volveremos a ocupar pasillos vacíos y les comparto una pregunta que me hago a mí misma: ¿qué aprendizaje llevo conmigo al lugar que ocuparé después de estos meses de cambio?