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Niños, jóvenes, padres. Madres y la sociedad entera claman por ayuda

La asistencia para la rehabilitación de los adictos de consumo de drogas se encuentra muy lejos del nivel necesario para poder combatir este flagelo. Es un hecho que mientras el Estado no alcance a cubrir la atención de los adictos, seguirán multiplicándose las clínicas clandestinas.

La rehabilitación es una lucha a la que debemos acometer todos como sociedad, no hacerlo es dejar en abandono a padres que recurrirán a cualquier apoyo que les dé una esperanza. Para los padres, los hijos son la continuación de su existencia, no existe amor más grande que el amor filial. El dolor, frustración, impotencia y desesperación que sienten cuando un hijo se inicia en el sórdido camino del consumo, provoca que en un intento por recuperarlo utilicen todo lo que tengan a su alcance, como las clínicas de recuperación que por no estar avaladas por el Ministerio, son llamadas clínicas clandestinas.

El Ministerio de Salud mantiene cuatro centros de rehabilitación en la zona 8 y el GAD Guayaquil, con su programa Por un futuro sin drogas, atiende en clínicas móviles, hospitales y centros de desintoxicación, pese a no ser su competencia. Todo lo mencionado es loable, pero no suficiente para enfrentar el problema en las grandes ciudades, sin dejar de lado las pequeñas y sectores rurales, que claman por centros de rehabilitación para sus jóvenes. El Ministerio debería hacer un llamado a regularizarse a estas clínicas, calificando a las que cumplan con un mínimo de requisitos básicos, proporcionarles apoyo y asistirlas con profesionales en medicina y sicología, ejerciendo sobre ellas un permanente control. De esta manera se ampliaría el frente de lucha que tanto se necesita, lucha tiene que ser política de Estado de largo alcance, dictada por un estadista pensando en las próximas generaciones. Solo así ya no tendremos el dolor de ver a adictos que se inmolan para alcanzar las calles para consumir, ni que un hijo mate a su padre a puñaladas por tratar de rehabilitarlo o uno que asesine a su propia madre por robarle un televisor para continuar en el inframundo.

Niños, jóvenes, padres. Madres y la sociedad entera claman por ayuda