Supermotorizados
Y los peatones tienen que transitar con el “ojo muy alerta” para evitar esos accidentes que se siguen produciendo por choques, arrollamientos, etc.’.
Los historiadores de la Prehistoria (¡vaya redundancia!) aún no precisan el momento en el que el ‘Homo sapiens’ descubrió y puso a funcionar la rueda que, por supuesto, debió haber copiado en su forma circular a los planetas (la luna llena y el sol) que veía diariamente en el cielo. Lo cierto es que se trató, en tiempos tan lejanos a la tecnología de punta que ahora nos favorece y que parece haber dominado con sus inventos al tiempo y al espacio, de un invento primitivo pero excepcional, que con el correr de los tiempos tanto iban a servir al género humano, sobre todo para su movilización.
Como el caminar cansa hasta el agotamiento, en especial si el camino a seguir es largo, uno de los primeros inventos que se produjo a partir de la rueda fue el de los vehículos de locomoción; por supuesto en aquellas épocas en que no se inventaban los motores impulsados por una energía producida por los combustibles o la electricidad, ya que los antiguos carros eran impulsados por la energía animal, situación que duró hasta finales del siglo XIX, es decir hasta las épocas en que comenzaron a rodar los automotores que en su forma imitaban en algo a las diligencias movidas por caballos (no “de fuerza”, precisamente, con que se mide el poder de los motores, sino equinos propiamente dichos).
Y hemos llegado al momento en que los automotores (automóviles, camiones, camionetas, motocicletas, tráileres, etc.) han invadido no únicamente las carreteras que conectan a las ciudades entre sí, sino a las propias urbes, con largas hileras de carros ocupando las calles y avenidas, con un flujo vehicular cada vez más intenso, lo que hace que el transitar citadino se vuelva lento y además peligroso. Y los peatones tienen que transitar con el “ojo muy alerta” y los pies dominando la prisa para evitar esos accidentes que, desgraciadamente, se siguen produciendo por choques, volcamientos, arrollamientos, etc.
¿Es que llegará el día en que el espacio urbano esté tan copado de automotores (se anuncia que en este año próximo se importarán miles de carros más) que se haga necesario también la utilización de aparatos aéreos que funcionen, incluso, a manera de autobuses que se sometan a la levitación? El futuro nos dará la respuesta.