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Desnutrición crónica infantil

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El trato presupuestario no ha sido para nada bueno, la DCI sufre el mismo mal que ha venido sufriendo desde hace años el presupuesto en Salud: un elevado presupuesto inicial y una baja ejecución’.

En el estudio Apuntando Alto, del Banco Mundial de 2018 sobre Retos de la lucha contra la desnutrición crónica en Ecuador, entre su valiosa información destaca la importancia de una nutrición adecuada en la primera infancia para garantizar un adecuado crecimiento que permita modificar las estructuras físicas del cerebro, del cual dependen las funciones cognitivas.

Señala también que si un menor de edad no recibe una alimentación adecuada puede sufrir desnutrición crónica, lo cual tiene un alto riesgo de resultar en un retraso en el crecimiento, y además reduce el desarrollo de sus aptitudes físicas y emocionales.

Sigue indicando el estudio, que tan fundamental como una buena alimentación, lo son el acceso a adecuados servicios de salud, buenas prácticas de higiene para prevenir la aparición de infecciones respiratorias y episodios recurrentes de diarrea, y el acceso a agua y saneamiento.

Estos últimos temas muy propios de la responsabilidad de municipios, van señalando el necesario trabajo conjunto entre varios niveles estatales para combatir la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) que debe enfrentarse en los primeros 1.000 días de vida para tener impacto.

Según datos de INEC, la DCI en menores de 2 años se deterioró en 2018 al ubicarse en 27,2 % desde el 24,8 % de 2014. Cada ciudad tiene su propia historia, por ejemplo la DCI en Archidona fue de 35,09 % en 2018 y formó parte de uno de los 90 cantones priorizados para buscar su prevención y reducción.

A diferencia de otros países que han logrado superar la DCI, en Ecuador sigue siendo un problema. Después de Guatemala, Ecuador se ubica en segundo lugar en América Latina en DCI.

Para octubre de 2022 el INEC ofrecerá nuevas cifras para evaluar la efectividad de las políticas y acciones que se vienen desarrollando para combatir al que se define como uno de los principales problemas de salud del Ecuador.

El trato presupuestario no ha sido para nada bueno, la DCI sufre el mismo mal que ha venido sufriendo desde hace años el presupuesto en Salud: un elevado presupuesto inicial y una baja ejecución. Una década atrás, dentro del Plan de Inversiones del Ministerio de Salud, se observaba Desnutrición Cero, con un presupuesto inicial de US$ 19 millones, el cual durante el año se lo redujo a US$ 3 millones y finalmente se ejecutó por US$ 2,5 millones. Este año, el presupuesto del programa Ecuador Libre de Desnutrición Infantil se aprobó en US$ 30 millones y hasta julio de 2022 se han ejecutado apenas US$ 1,6 millones.

En Bienestar Social, la historia no es muy diferente; en 2012 se asignaron US$ 1,6 millones para Fortalecimiento, Ampliación e Innovación de los Servicios de Desarrollo Infantil y se ejecutó en menos de US$ 700 mil. Ahora en 2022 el presupuesto pasó a US$ 22 millones y hasta julio se han ejecutado US$ 10 millones.

Con los resultados históricos de ejecución del Presupuesto, debería entrar al análisis delegar a un grupo de municipios la competencia, junto con los recursos, para mejorar los indicadores de la DCI y el entorno que los potencialice. La tarea del Gobierno podría limitarse al señalamiento y monitoreo de indicadores para asegurar nuevos recursos en la medida que se vaya mejorando el futuro de los niños y su posibilidad de éxito.