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El joker del páramo (II)

Un sujeto que no paga impuestos, que aparentemente no genera ingresos, vive de su mujer y de los aportes de su familia y seguidores...

Si bien el cuadro clínico del Guasón de Ciudad Gótica cae dentro de una psicopatología severa que podría ubicarse dentro de las psicosis (o en el mejor de los casos, en un cuadro con rasgos altamente psicopáticos), cuyos orígenes se ubican en el abandono y la violencia a la que hubiere sido expuesto desde etapas muy tempranas de su vida y la consecuente imposibilidad de simbolización de la escena primaria traumática, reeditando dicha escena a través del delirio y la fuga de la realidad y encontrando en la violencia un efecto terapéutico; al analizar a nuestro joker del páramo, no se logra evidenciar en su historial rasgos que ameriten un diagnóstico de esta categoría.

Segundo Leonidas Iza Salazar nace en 1982, oriundo de la comunidad San Ignacio, en Cotopaxi. Se trataría más bien de una persona cuya infancia transcurre en el seno de una familia unida, que supo transmitir sus costumbres y valores, una familia humilde y luchadora, vinculada al movimiento indígena y alineada con políticas de izquierda radical. En su niñez se vio estrechamente vinculado a la Iglesia católica y de sus ocho hermanos, fue el único que pudo estudiar en una universidad, graduándose de ingeniero ambiental en la Universidad Técnica de Cotopaxi. Desde muy joven se vinculó con el movimiento indígena y su pensamiento se vio influenciado por la literatura de Eduardo Galeano y de El Amauta, José Carlos Mariátegui, pensadores representativos de la izquierda marxista latinoamericana. A partir de esto, desarrolla su vida pública dentro del Movimiento Indígena y Campesino (MICC), llegando a ser su titular desde el 2016 hasta julio del 2021, cuando pasa a ser elegido presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie, donde llega con una agenda de lucha en defensa del territorio frente al proceso expansivo de mineras y petroleras, la aplicación de derechos colectivos por el respeto a la educación intercultural bilingüe, la justicia indígena, el autogobierno, el reconocimiento de autoridades comunitarias.

Durante las revueltas de octubre de 2019 fue uno de los principales incitadores al caos y la violencia en las calles de la capital y en todo el país, llegando a secuestrar periodistas y policías bajo el pretexto de su protesta social. Llega incluso a amenazar al vicepresidente de la República con aplicarle la justicia indígena por querer dividir a sus bases. En su libro Estallido, realiza una defensa de lo actuado y una apología al pensamiento mariateguista en un intento de justificar la violencia como medio para conseguir sus demandas. Defiende su postura anticapitalista y busca la imposición de un sistema comunista. Todo este accionar se mantiene en la impunidad y aun ahora sigue amenazando con más de lo mismo, marchas y paralizaciones.

Nada de este personaje califica dentro de nosología alguna, psicótica o psicopática, que pueda justificar su actuar. Se trata de un indígena ilustrado que pretende mantenerse al margen de la ley escudándose acomodaticiamente en la lucha social. Un sujeto que no paga impuestos, que aparentemente no genera ingresos, vive de su mujer y de los aportes de su familia y seguidores; una persona que no ha producido absolutamente nada más que caos y violencia. Este sujeto, pretende decidir cómo debemos vivir.