Plan Ecuador

El país requiere un plan estructurado, que no se limite a las medidas parches que individualmente pueden ayudar pero que no logran nada si no se complementan con un plan que se enmarque en una estrategia global
Requiere entereza y compromiso el reconocerse incompetente ante una situación y es el primer paso imprescindible para realizar un acercamiento a quien puede brindar un apoyo oportuno y técnico.
La seguridad en el país se encuentra en crisis desde hace muchos años. Los grupos narcodelictivos, las bandas delincuenciales que alimentadas por la pobreza y la falta de oportunidades encuentran en el microtráfico y la violencia una salida. La desesperación de la población al verse indefensa y desarmada.
Sin duda un andamiaje creado por la FaRC (Familia Revolución Ciudadana) que como retribución a sus financistas importó y potencializó un problema ya existente en nuestros países vecinos. Durante las épocas más aciagas vividas en Perú y Colombia, producto del narcoterrorismo disfrazado de movimientos revolucionarios maoístas, marxistas y leninistas, en el Ecuador se vivía un remanso de paz; cual si hubiera un pacto de no agresión, la violencia y el narcotráfico no tocaban nuestras ciudades, si acaso apenas se alojaban en nuestras fronteras.
Gracias a la labor fría y malintencionada del gobierno de la década robada, la FaRC retribuyó a estos narcoterroristas mediante la eliminación de la base de Manta, la creación de la 'tabla mínima de consumo', que no es otra cosa que una licencia para el microtráfico en nuestras calles y la introducción de delincuentes de alto calibre en cargos claves del gobierno a fin de facilitar el narcotráfico desde el más alto nivel.
Hoy en día, la delincuencia narcodelictiva ha extendido sus tentáculos y el enemigo se encuentra en todos lados y a todo nivel. La lucha contra las drogas y la violencia en estas circunstancias requiere de habilidades y conocimientos para los que el país no está preparado. Resulta necesario el pedido de ayuda extendido por el gobierno a los EE. UU. e Israel en búsqueda de recursos de tecnología y de conocimiento. El país requiere un plan estructurado, que no se limite a las medidas parches que individualmente pueden ayudar pero que no logran nada si no se complementan con un plan que se enmarque en una estrategia global de lucha contra la delincuencia y la violencia.
Aquello requiere no solo de disposiciones que emanan de Ejecutivo mediante decretos, requiere cambios en las leyes e incluso cambios constitucionales. Para lo cual volvemos al cuello de botella, a la piedra en el zapato de esta administración, su incapacidad para lograr consensos en la Asamblea.
Se debe procurar la cohesión de esfuerzos tanto a nivel de la Asamblea y del poder Judicial, como a nivel de los gobiernos regionales y seccionales.
Con el Plan Ecuador, el Gobierno busca un abordaje directo en la lucha contra estructuras criminales trasnacionales con miras a recuperar la paz. El problema regional de lucha contra cárteles trasnacionales requiere una lucha transaccional, una alianza regional, requiere cooperación en los puntos de destino, dinero, armas, capacitación, infraestructura, equipamiento. Pero también requiere de un servicio de inteligencia que permita elaborar y ejecutar planes de acción concretos y coherentes.
El Gobierno prioriza así las políticas antidelictivas, con miras a fortalecer la capacidad de represión del delito, frente a las políticas sociales, que no deben ser descuidadas.