Moratoria a deudas de economías emergentes y en desarrollo

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'Profundizar y prolongar la depresión global es una propuesta muy arriesgada’.

Conforme el virus de Covid-19 se propaga por el mundo, la parálisis económica y el desempleo van detrás. Las consecuencias económicas serán probablemente mucho peores en la mayoría de economías emergentes y en desarrollo que en China, Europa o EE. UU. No es momento para esperar que esos países cumplan los pagos de deuda con acreedores privados o institucionales. 

Con sistemas de salud inadecuados, capacidad limitada para implementar medidas de estímulo fiscal o monetario y redes de seguridad social subdesarrolladas (o inexistentes), los países emergentes y en desarrollo están al borde de una crisis humanitaria y de la crisis financiera más grave desde los años treinta. En las últimas semanas el capital huyó en manada de la mayoría de estas economías, y una ola de nuevos ‘defaults’ soberanos parece inevitable. 

Llevamos tiempo sosteniendo la necesidad urgente de dictar una moratoria temporal sobre sus cronogramas de devolución de deudas. Las razones para suspender los pagos son muy parecidas a las que se aplican a hogares, pequeñas empresas y municipios. La experiencia de la cuarentena es completamente diferente en los países en desarrollo. 

En las enormes barriadas pobres de Sao Paulo, Mumbai o Manila, una cuarentena puede encerrar a diez personas en un cuarto pequeño, con poca provisión de alimentos y agua y escasa o nula compensación por pérdida de salarios. 

Y es posible que las disrupciones de las cadenas de suministro provocadas por la pandemia sean seguidas en poco tiempo por escasez de alimentos. Recomendamos una moratoria temporal inmediata de la deuda externa soberana de todos los países que no tengan calificación crediticia AAA. Al hablar de deuda externa nos referimos a la emitida bajo jurisdicción de tribunales extranjeros, por lo general en Nueva York o Londres. 

Para que un alivio de deuda de esta naturaleza sea efectivo debe ser generalizado, con inclusión de deudas con organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial, acreedores soberanos (miembros del Club de París y China) e inversores privados. Deudas de muchos países necesitarán reestructuración; no habrá alternativa a un ‘default’ parcial negociado. 

Una moratoria temporal puede servir de necesario puente e incluso evitará algunos ‘defaults’. El Banco Mundial y el FMI tienen amplia experiencia con países con problemas de deuda, y estos últimos años han sido cada vez más conscientes de que a menudo un ‘default’ parcial es la única opción realista. Para una moratoria de deudas es necesario que Estados Unidos, que tiene poder de veto efectivo en el FMI, se sume a la iniciativa; también debe hacerlo China. 

En las últimas dos décadas, un número creciente de países en desarrollo acudió a China en busca de préstamos. Pese a ser ya un prestamista fundamental para unos 40 países e importante para muchos más, hasta ahora China se ha negado a unirse al Club de París (que actúa como coordinador para la reprogramación de deudas soberanas) e insiste en continuar con su modalidad bilateral y a puertas cerradas. 

El FMI y el Banco Mundial tienen capacidad y experiencia para coordinar una moratoria de deuda si EE. UU. y otros actores importantes concluyen que redundará en su interés nacional. Muchas economías emergentes y en desarrollo pronto dejarán de pagar sus deudas: es necesario que el mundo se adelante al problema.