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El desarrollo sostenible comienza con los niños

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"El cambio climático no es la única área en la que estamos fallando a nuestros hijos. Un depredador mercadeo comercial dirigido a los niños y sus cuidadores está contribuyendo al consumo generalizado de productos no saludables..."

Nuestra casa está en llamas”, advirtió la adolescente y activista climática Greta Thunberg en la reunión del Foro Económico Mundial del año pasado en Davos. Sus punzantes palabras que acusaban a los adultos de quedarse sentados con los brazos cruzados mientras el planeta arde dejaron en silencio a un salón lleno de líderes mundiales, inspiraron a jóvenes activistas de todo el mundo y subrayaron la importancia crítica de poner a los niños en el centro de la acción global para construir un futuro mejor. El cambio climático está ocurriendo ahora. Eso se puso en evidencia con los recientes incendios forestales sin precedentes en Australia, en los que se quemaron 18 millones de hectáreas y se estima que murieron mil millones de animales. 

También se reflejó en la ola de calor de India del 2019, que se clasifica entre las más largas e intensas en décadas. Y un planeta que se está calentando contribuye a la propagación mundial de dengue. Sin embargo, incluso cuando se está agotando el tiempo con respecto a nuestra capacidad para evitar una catástrofe, la acción climática global no gana el impulso necesario. Como Thunberg y otros activistas juveniles subrayan, nuestros hijos serán los más afectados por este fracaso; ellos son herederos de un planeta que cada vez es más inhóspito. 

El cambio climático no es la única área en que estamos fallándoles. Un depredador mercadeo comercial dirigido a los niños y sus cuidadores está contribuyendo al consumo generalizado de productos no saludables (alcohol, tabaco, cigarrillos electrónicos, etc.). Las pérdidas económicas mundiales vinculadas con el uso inapropiado de sustitutos de leche materna, que se asocian con una menor inteligencia, obesidad y mayor riesgo de diabetes y otras enfermedades no transmisibles, ascienden a un estimado de $ 302 mil millones. Los niños son nuestro recurso más preciado y merecen vivir una vida larga, saludable y productiva. 

Los niños que reciben nutrición y atención adecuadas y educación de calidad crecen hasta convertirse en ciudadanos sanos y productivos, presumiblemente mejor equipados para criar hijos sanos y productivos. Invertir en los niños trae beneficios de por vida e incluso intergeneracionales. Esta inversión aporta valor a toda la sociedad y el rendimiento es notablemente alto. Sin embargo, no debemos ir tras dichas inversiones sólo por cifras. Si no podemos proteger el futuro de nuestros hijos, ¿cómo medir nuestra humanidad? La Comisión OMS-UNICEF-Lancet hace un llamado a los líderes de gobierno, sociedad civil y comunidad, para que sitúen a los niños en el centro de las estrategias para alcanzar un desarrollo sostenible. 

Esto requerirá visión a largo plazo, con presidentes y primeros ministros que garanticen se destinen suficientes fondos a los programas necesarios y se respalde una colaboración eficiente entre ministerios y departamentos. Cada sector tiene un papel en la construcción de un mundo apropiado para los niños. Algunos países reconocen la importancia de impulsar inversión pública en niños. “No quiero vuestros sentimientos de esperanza”, dijo Thunberg a los líderes mundiales. “Quiero que entréis en pánico... y actuéis”. Ella tiene razón. Si queremos legar un futuro sostenible a la generación de Thunberg, y a las que siguen, nuestros líderes deben actuar con valentía e inmediatez.

Helen Clark Fue presidenta de la junta directiva de Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño; primera ministra de Nueva Zelanda (1999-008) y administradora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2009-2017).