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¿Para qué van?

Avatar del Catrina Tala

El miedo se ha vuelto una forma de vida en este país. Miedo a la próxima lluvia, al próximo asalto, a la próxima masacre.

Esta semana pasé de la desesperación y el dolor a la frustración y la impaciencia. No solo por el aluvión en Quito, o lo ocurrido en Guayaquil con el suicidio de un hombre y la nueva balacera en la cárcel, o con la peregrinación de Elizabeth, la niña violada por el novio de la hermana que siente abandono mientras su agresor sigue libre.

El miedo se ha vuelto una forma de vida en este país. Miedo a la próxima lluvia, al próximo asalto, a la próxima masacre.

¿Cómo es posible que estemos así, si los problemas del Ecuador no son nuevos: el narcotráfico, la deforestación, la lentitud de la justicia? ¿Para qué querían llegar a cargos públicos todos los actuales funcionarios? ¿Qué pretendían hacer una vez en el poder y cuáles son sus urgencias? ¿Ganar plata? ¿Amasar influencia? ¿Preparar su próximo proyecto político? ¿O satisfacer el ego? ¿Impedir que muera un partido?

Me resulta inverosímil que alguien que quería ser alcalde, prefecto, asambleísta o presidente no haya evaluado antes los problemas que aquejan a la gente, que no haya planteado soluciones y preparado un plan de acción.

Por ejemplo, en Zaruma, la explotación ilegal es conocida desde hace 50 años. ¿Se había puesto en agenda? En el caso de la tragedia de La Gasca, hace más de 42 años que se sabe lo que puede pasar. Lo sabían todos los alcaldes de Quito. ¿Hubo cultura de prevención? Desde el 2020, los expertos mundiales han advertido de los efectos de la pandemia en la salud mental. ¿Qué planes hubo y cuáles están en marcha para garantizar el acceso público a ella?

Aunque estoy de acuerdo en que lo urgente es la remediación, las donaciones y la información transparente, no puede quedar todo allí.

Si Gestión de Riesgos no ha pedido a los responsables de las ciudades una planificación urbana sostenible, si el narcotráfico es tan poderoso que no podemos hacer más que encerrarnos, si la justicia fue tomada, me pregunto cuál es el trabajo de los funcionarios que elegimos, más allá de tapar una emergencia con otra, un escándalo con otro. Si no se preparan para resolver, ¿para qué van?