Urgencia del momento

Sea el momento de que nuestra sociedad se postre ante la buena estrella, no ante al oro de la estrella.

Las consecuencias de muchos años en permanente pasividad, sin apenas mover un hilo por los demás, con infinidad de situaciones complicadas entre masas de diversas culturas, nos reclaman un mayor esfuerzo humanitario, donde la dimensión auténtica del diálogo no puede dejar de cultivarse. Que los líderes, políticos, religiosos y económicos cambien de abecedarios, y lo que digan lo realicen sin desfigurarlo con la mentira, pues no se trata de defender intereses particulares, sino causas comunes que nos alienten a vivir en sociedad. Indudablemente, todo cambio, como el del instante que estamos viviendo, nos pide un canje de actitudes, la constitución de una aldea más humana, donde se active la donación con base en la creatividad y la responsabilidad de cada cual, que ha de ponerse al servicio de la sociedad en la que no se dormita, sino que se vive cada relámpago, abrazando la amplia gama de experiencias compartidas que nos recuerdan que hemos de converger hacia una conversión de respeto a toda vida, al estado de derecho, con el fin de prevenir las desviaciones de descaro y profanación, antidemocráticas, populistas y extremistas. Abandonemos el actual desconcierto de inhumanidad y permanezcamos en esos gestos de acogida y en proyectos humanitarios de impulsar la justicia social, evitando dinámicas de bloqueo que nos deshumanizan y dividen. Sea el momento de que nuestra sociedad se postre ante la buena estrella, no ante al oro de la estrella.

Víctor Corcoba Herrero