En todos los sectores dan la bienvenida al COVID

El 27-mar-2021 fui al centro y en el trayecto solicité al taxista pasar por la cancha de un parque ubicado en el sur. Vi que se repitió lo de la semana pasada: todos practicando deportes sin mascarilla. Ahora eran niños de entre 9 y 12 años. Al verlos me pregunté en alta voz: ¿por qué los padres no supervisan cómo hacen los deportes?, ¿no saben que están saturados los hospitales por pacientes con COVID-19? El taxista me escuchó y dijo: “Eso es nada, ya le cuento”, y me explicó que las fiestas en ciudadelas privadas no son interrumpidas porque el organizador instruye al guardia de la garita que en hoja aparte y no en bitácora (para no dejar huella) escriba los nombres de los vecinos de la cuadra y a cada uno de ellos le asigne el nombre de cinco invitados.  Trabajan así en prevención de alguna denuncia hecha por un morador a la policía y si alguno se acerca por dicho llamado, el guardia de garita tiene la consigna de no dejarlo entrar y solo mostrarle el listado donde encontrará que hay el mínimo de personas permitido por casa, cuando en realidad los invitados están más juntos que sardinas en lata en “viva la fiesta”. Las autoridades municipales deberían supervisar si se cumplen o no las medidas de bioseguridad en parques y canchas deportivas en los fines de semana. Por orquestar triquiñuelas y complacer a sus hijos, lo único que hacen es exponerlos más al COVID  

Ec. Marysol del Castillo