Presidente Lasso: ¿qué hacemos con su ministro de Deporte?

Es fundamental que el presidente Lasso imprima correctivos urgentes para que llegue un ministro visionario, capaz y comprometido con el deporte, que le devuelva su respetabilidad, con trabajo y honestidad

Las medallas conseguidas por nuestros atletas en Tokio nos llenaron de alegría, optimismo y ganas de vencer todas las adversidades por robos y saqueos durante los gobiernos de Correa y Lenín. Esa gloria deportiva ha escondido la actual crisis del deporte nacional, generada por un ministro de deporte burocrático y centralista, que solo acredita haber sido ciclista y asambleísta. Algo parecido sucedió con el exarquero Cevallos: su paso por el ministerio estuvo salpicado de atentados a organizaciones deportivas y denuncias de corrupción, incluida la disimulada toma del COE en la época de Danilo Carrera. El actual ministro, con afanes de figuración y no de servicio, parece encaminado a ser un candidato más en las próximas elecciones. Hasta hoy todo sigue igual o peor, pues persisten deportistas y organizaciones desatendidos en medio de su divorcio con dirigentes y la realidad deportiva. De no ser por el asambleísta Marcos Molina, Ecuador no contaría con un buen proyecto de ley sectorial que recoge aspiraciones de nuestro deporte. Ha guardado silencio administrativo ante las graves irregularidades denunciadas en los comicios del COE, cuyos directivos lo llevaron invitado a Tokio, y ha sido negligente en su apoyo a la lucha contra el dopaje: por no entregar recursos estatales, su entidad rectora está en riesgo de desaparecer. París 2024 está cerca y nuestro deporte sigue sin rumbo. Es fundamental que el presidente Lasso imprima correctivos urgentes para que llegue un ministro visionario, capaz y comprometido con el deporte, que le devuelva su respetabilidad, con trabajo y honestidad.

Emilio Ruiz Ortiz