Los personalismos en las guerras

Los organismos de justicia internacionales no pesan con sus reglamentos

Las guerras por lo general caen en lo personal e individual de los líderes contrincantes. Lo mismo sucedió con Bonaparte, con el llamado chauvinismo, en un exagerado patriotismo que cae en la androlatría (adoración a un hombre), lo que origina sendos personalismos públicos y políticos. Igual sucede ahora con la guerra de Rusia y Ucrania, al haber declarado Biden que el presidente ruso Putin es un "criminal de guerra", sin pensar que hay criterios semánticos afines. Putin cae en lo mismo al hablar de "mercenarios" y "terroristas" ucranianos y de que la OTAN europea es una legión de anarquistas y nazistas. Hitler igual habló del exagerado nacional nazismo y terminó suicidándose y con un genocidio de los que debía defender. Los organismos de justicia internacionales no pesan con sus reglamentos y disposiciones ante ambiciones de los bandos y la decisión de causas meramente políticas. La verdad es la primera que muere en las guerras. Así sucedió en la Guerra de las Dos Rosas (roja y blanca), que se libró entre las dinastías de los Tudor y los Lancaster (siglo XV), que gobernaron Gales, actual Reino Unido (Inglaterra), solo por asuntos de estirpe y ambiciones dizque reales; se terminó con un matrimonio entre monarcas. Ojalá logremos recalcar esto, pues las leyes de la historia siempre se repiten y los pueblos somos víctimas. 

Dr. Héctor Cisneros Arias