El país en que vivimos

No hay nada que hacer que este es el país de Ripley y de Poncio Pilatos. El primero, si viviera, haría una fortuna escribiendo en diarios, revistas, editoriales, folletos, medios digitales y redes sociales, todas las cosas inverosímiles, ridículas y absurdas que ocurren a diario aquí. Al segundo tendrían que comprarle un ataúd, para que cuando escuche, lea y vea, en radio, prensa y TV. cómo se lavan las manos en todo momento en este país, no muera de infarto. La metida de mano a la justicia, las barbaridades que dicen y hacen los politiqueros, las medidas sustitutivas y alternativas para los delincuentes, cuando deberían estar en prisión. Ejemplos claros y precisos: en octubre del 2019 ocurrieron hechos vandálicos, incendios, retención de policías y militares en la capital, protagonizados por el dirigente indígena que ahora quiere dar órdenes, poner plazos, a través de exigencias y amenazas de continuar con las paralizaciones si no bajan el precio de los combustibles. ¡Cuánto dinero perdió el país en aquella ocasión! Ninguno de esos personajes involucrados está preso. Los hechos suscitados en aquel momento daban lugar para que la justicia actúe como es debido, y no lo hicieron. Esta persona, que yo sepa, no tiene ningún cargo público en este régimen para que se atreva a intimidar y dar órdenes al actual gobierno, y poner plazo y condiciones. Si hay otra revuelta, ¿quién va a responder? ¿Y ahora los transportistas quieren un alza de los pasajes, por el precio actual de los combustibles?

Roberto Flores