El país de los escándalos

Esperamos un cambio drástico en el poder Judicial 

En justicia y organización social, siempre hemos ido de mal en peor. El país está dañado en sus estructuras, no hay un rincón en que no se sepa de algún robo, estafa, chantaje... Es cultural. Las personas toleran, defendiendo el derecho al robo, lo incorrecto, en donde el sistema privilegia al delincuente. El honesto es bobo. La ciudadanía está horrorizada ante tanta corrupción y criminalidad. Ejemplos claros: la salida de Jorge G. en menos de 24 horas posterior a solicitud de habeas corpus. Condenado por 6 años, aún pesan dos sentencias ejecutoriadas. Otro caso es de Carlos P., con sentencia en firme de 6 años o $ 40 millones que debe cancelar. Fugó a EE. UU. y fue capturado, un juez de Miami impuso fianza de $ 18 millones. Una sentencia puede ser de hasta 100 años de cárcel y para salir se paga primero la fianza, no como en aquí, que sale primero y queda debiendo. Al cumplir 65 años se da arresto domiciliario, grillete y asistir a audiencias frecuentes. Cuando hay orden de prisión preventiva, por otros motivos, la salida de prisión no es posible. Alexis M. y Carlos P. están solicitando carta de justicia, revisiones de casos. Y Miguel N. en un ministerio, liquidado. Tenemos muchos problemas: inoperancia de la Asamblea, el carcelario y criminalidad por todas partes. Esperamos un cambio drástico en el poder Judicial. El presidente pasa por un momento delicado: sus declaraciones pueden ser mal interpretadas y afectar su popularidad y credibilidad. 

Robespierre Rivas Ronquillo