El origen del caos educativo

En muy pocas ocasiones se nos tomó en cuenta para validar lo que ya habían decidido personas que nunca fueron docentes.

El informe McKinsey publicado tras una investigación entre 2006 y 2007 para identificar las claves de los países cuyos sistemas educativos eran considerados más eficaces por los altos niveles de desempeño de sus estudiantes, determina que estos tienen en común la implementación de políticas enfocadas a mejorar, sobre todo, la calidad de sus docentes. Garantizan un proceso exigente de selección, una remuneración acorde a su formación profesional; otorgan un verdadero proceso de formación continua a lo largo de su carrera hasta convertirlos en expertos instructores, motivados e inspirados en ser verdaderos agentes de cambio de un país. El actual Modelo de Gestión Educativa ecuatoriano contempla ocho Objetivos Educativos Nacionales, entre ellos el 7: Revalorización de la profesión docente y mejoramiento de la formación inicial, capacitación permanente, condiciones de trabajo y calidad de vida. Los auditores Educativos, según art. 310 del Rgloei, tienen por función principal proveer a las autoridades y al sistema educativo de una evaluación externa de la calidad y niveles de logro de las instituciones en relación con los estándares de calidad educativa. Los primeros años fuimos una piedra en el zapato para la autoridad de turno; nunca hubo voluntad política para que realicemos nuestro trabajo. No teníamos directrices ni herramientas; las tuvimos que ir construyendo al paso para cumplir nuestras funciones. No se valoró el nivel profesional de los asesores y auditores educativos, e incluso el ministro dio instrucción de “… que no vayan a las instituciones educativas…”, “… pónganlos aunque sea a leer periódicos...”. Así, verdaderos docentes de carrera, formados por vocación y para ser agentes de cambio, y a los que nos tocó invertir para ser profesionales de alto nivel, que conocemos el contexto educativo, nunca pudimos ser parte de la toma de decisiones en política pública educativa. En muy pocas ocasiones se nos tomó en cuenta para validar lo que ya habían decidido personas que nunca fueron docentes.

Dr. César Castillo M.