Cartas de lectores

El obrero es digno de su salario, independientemente de su profesión

No compren regalos, el mejor obsequio es renovación espiritual

A las 11h00 del 07-dic-2021, en el centro de Guayaquil, vi una escena muy bellaca mientras parqueaba mi carro. En los exteriores de un motel, una trabajadora sexual venezolana exigía a un hombre el pago de $ 8 por servicio brindado, pero el cliente argumentaba que no cancelaba porque: “no me agradó cómo se veía desnuda. Además a mí me respetas porque soy hombre casado y si mucho molestas te denunció en inmigración” y se alejó como si nada, pero no contó con que ella fémina iría veloz detrás de él; el guardián del motel, con fierro en mano, colaboró con la gestión de cobro. Mientras tanto, muchas personas que transitaban por ahí se agruparon para expresar comentarios a favor del hombre y en contra de la mujer, la mayoría expresados por mujeres. El hombre para solucionar el conflicto dio $ 10 pero quería vuelto, es decir, lo cual no fue posible pues el gestor de cobranza se los consignó a su favor.

La pérdida de valores como la honradez, la aplican en diciembre y siempre. Los comentarios de los espectadores eran de linchamiento. Es fácil atacar verbalmente sin analizar el fondo del contexto social de la escena y olvidar lo que la Biblia nos dice: “No oprimirás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus conciudadanos o uno de los extranjeros que habitan en tu tierra y en tus ciudades”. No compren regalos, el mejor obsequio es renovación espiritual.

Ec. Marysol del Castillo